Se estrenó Haz que regrese, segunda película de los gemelos australianos Danny y Michael Philippou, que viene cosechando tanto críticas positivas como desfavorables, algo similar a lo ocurrido con La hora de la desaparición, de Zach Cregger, estrenada hace un par de semanas y convertida en una especie de “rival” de la de los Philippou, con la que compite por el título de “mejor película de terror del año”, o al menos así lo viven los fans de una y de otra.
Sin embargo, al comparar ambas películas, queda claro que Haz que regrese no le ata los cordones a La hora de la desaparición, ya que los problemas del filme de los Philippou son difíciles de disimular y terminan por entorpecer el fluir de la trama, sobre todo por la presencia de personajes y elementos puestos sólo para justificar giros de la historia, que se desinfla poco a poco hasta desembocar en un clímax muy por debajo de lo prometido.
Los directores parecen no tener del todo claro qué subgéneros quieren abordar o combinar (cultos satánicos, brujas, body horror) y se apoyan en escenas truculentas para generar impacto, sin alcanzar la consistencia narrativa (ni terrorífica) que habían logrado en su anterior película, Háblame, mucho más sólida y efectiva.
Haz que regrese se pierde en su afán de ser oscura y contundente, sobre todo porque los Philippou toman decisiones arriesgadas sin lograr ajustar bien los clavos y tornillos del relato, que tambalea constantemente, aunque sin derrumbarse del todo.
Siempre es motivo de sospecha cuando una película de terror recurre a personajes que mastican cuchillos o se quiebran los dientes o las uñas. No porque esté mal en sí, sino porque suele ser un recurso para impresionar cuando el relato empieza a flaquear y necesita sostenerse en el impacto visual.
Eso es lo que ocurre aquí: los momentos más violentos no se integran al conjunto y evidencian más la falta de pericia de los directores que una verdadera justificación narrativa, todo para desembocar en el drama de una madre desquiciada que intenta recuperar a su hija muerta.
La trama de Haz que regrese
La historia sigue a dos hermanastros, Andy (Billy Barratt) y Piper (Sora Wong), que quedan huérfanos tras el suicidio de su padre y son adoptados por Laura (Sally Hawkins), una mujer que también perdió a su hija y que vive en una casa tan extraña como ella, aunque no está sola, sino con Oliver (Jonah Wren Phillips), un niño de mirada ausente y torso desnudo, cuya presencia vuelve todo aún más perturbador.
El hecho de que Piper sea ciega parece responder más a una necesidad del guion que a una decisión narrativa genuina, porque, si no lo fuera, la historia no podría contarse, y siempre es preferible una película que se mantenga en pie incluso sin algunos de sus elementos clave.
Ni hablar de Laura, un personaje tan invasivo que, lejos de generar terror, se vuelve una especie de bruja insoportable que rompe el clima cada vez que aparece. Andy, en cambio, ofrece una interpretación más contenida y efectiva como el hermano mayor que intenta proteger a Piper.
El filme tiene algunos aciertos (como algunos planos de Oliver en trance o en proceso de transformación), pero están rodeados de baches e inconsistencias lógicas, y de personajes que rara vez resultan lo suficientemente creíbles como para que el espectador compre la historia.
Para ver Haz que regrese
Bring Her Back, Australia, 2025. Terror. Dirección: Danny Philippou y Michael Philippou. Guion: Danny Philippou y Bill Hinzman. Elenco: Billy Barratt, Sally Hawkins, Sora Wong, Jonah Wren Phillips, Stephen Phillips, Mischa Heywood, Sally-Anne Upton, Kathryn Adams y Brian Godfrey. Fotografía: Aaron McLisky. Música: Cornel Wilczek. Duración: 104 minutos. Apta para mayores de 16 años. En cines.