El Holocausto es uno de los horrores más grandes que sufrió la humanidad.
En esta fecha recordamos a las víctimas, a los sobrevivientes y también recordamos la heroica resistencia de los jóvenes judíos del gueto de Varsovia que decidieron enfrentarse a la maquinaria nazi y se convirtieron en un símbolo de resistencia contra la opresión y la crueldad.
La valentía de esos jóvenes fue emulada en otros guetos que también decidieron levantarse contra los opresores nazis.
Esas personas encerradas en el gueto en condiciones inhumanas se convirtieron en héroes sin quererlo.
El grupo que decidió tomar las armas tenía plena conciencia de que tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir, pero decidieron resistir para defender su humanidad y la del resto de los habitantes del gueto.
Prefirieron morir con dignidad a la situación de deshumanización a la que se hallaban sometidos.
Mientras tanto, el resto de los habitantes del gueto resistió desde sus propios lugares, enseñando, publicando periódicos clandestinos, ejerciendo el contrabando para no morir de hambre, rezando, escribiendo sus vivencias, transmitiendo la cultura a escondidas.
Todo eso formó parte de la resistencia que homenajeamos en estos días.
No mirar para otro lado
Nos reunimos para conmemorar y recordar, para que estos hechos no se olviden y se transmitan de generación en generación. La memoria es lo que nos permite aprender del pasado para no cometer los mismos errores.
Parece difícil afirmar esto cuando el mundo está viviendo una situación que tiene similitudes con la situación previa al Holocausto.
En aquel momento muchos líderes miraron para otro lado sabiendo las atrocidades que estaba cometiendo el régimen nazi.
También hoy, frente a los ataques de Hamás del 7 de octubre del 2023 muchos miraron para otro lado.
Contrariamente a lo esperable, se generó un clima de indiferencia y de odio y el antisemitismo resurgió con fuerza bajo nuevas formas afectando a las comunidades judías en la diáspora.
A esa amenaza se suma el accionar del terrorismo internacional.
No son sólo los judíos los que están amenazados por el terrorismo sino todos nosotros, que somos parte de la civilización que el terrorismo quiere hacer desaparecer.
Hoy más que nunca tenemos que reaccionar. La democracia y el estado de derecho pueden ser fácilmente dañados si no trabajamos para conservar los valores fundamentales que los sustentan como la paz, la justicia, la libertad, la convivencia y la igualdad.
Estos son tiempos para permanecer alertas y evitar que el odio se apropie de los discursos y avance en nuestras sociedades.
La Argentina fue elegida para ejercer la presidencia de la Alianza para la Memoria del Holocausto el año que viene y estamos trabajando para que uno de los plenarios se pueda realizar en la ciudad de Córdoba.
Somos el único país de la región que designó un Representante Especial para la lucha contra el antisemitismo.
El gobierno nacional expresó su solidaridad con Israel desde el primer momento, declaró a Hamás como grupo terrorista internacional.
La Corte de Casación reconoció la responsabilidad de Irán y de Hezbollah por los atentados a la Amia y a la Embajada de Israel, se adoptó el Juicio en Ausencia para poder juzgar y condenar a los responsables de esos atentados.
El Presidente de la Nación dio la orden de desclasificar todos los archivos pendientes vinculados con el Holocausto y continuamos exigiendo la devolución de todos los rehenes incluyendo nuestros compatriotas.
El pasado 27 de enero, durante la conmemoración central del 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, fueron los propios sobrevivientes quienes alertaron del incremento significativo del antisemitismo a nivel mundial.
No podemos confundirnos ni quedarnos de brazos cruzados.
El antisemitismo adopta diferentes formas pero es el mismo odio, equivale al mismo prejuicio y amenaza con quebrar el tejido social si no lo enfrentamos con más justicia, educación, legislación y memoria.
Por más compleja que sea la realidad no podemos aceptar que se intente justificar lo injustificable.
La Argentina es un país con vocación de paz, un país que se forjó sobre el trabajo y el esfuerzo de muchas comunidades de migrantes que aprendieron a convivir y a superar sus diferencias. Como dijo el Papa Francisco: “nuestra sociedad gana cuando cada persona, cada grupo social se siente verdaderamente en casa”.
Sigamos trabajando por la inclusión y por la paz.
(*) Embajadora. Representante Especial ante la Alianza para el Recuerdo del Holocausto y por la lucha contra el Antisemitismo.