El deporte nos invita a superarnos. Una maratón, una clase de crossfit o una simple salida en bicicleta pueden ser momentos de esfuerzo y disfrute, pero también escenarios inesperados de riesgo. ¿Qué pasa si alguien se descompone a nuestro lado? ¿Qué haríamos si esa persona deja de respirar o sufre un atragantamiento? Conocer maniobras de primeros auxilios puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Por eso, uno de los pilares fundamentales de la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Córdoba (Adaarc) es formar a la comunidad. Sus especialistas capacitan de forma gratuita en técnicas de Reanimación Cardiopulmonar (RCP), maniobra de Heimlich y la Posición Lateral de Seguridad (PLS), entre otras.
Estas prácticas pueden salvar vidas en contextos cotidianos, pero sobre todo en eventos de alto esfuerzo físico donde las emergencias suelen ser más frecuentes. “La gente cree que estas cosas le pasan a otros, hasta que un día se encuentran en una situación límite y no saben qué hacer, por eso insistimos en enseñar para que cada ciudadano esté preparado para actuar”, afirma el Mariano Mocellín, médico anestesiólogo y secretario de publicaciones de Adaarc.
Siempre es un buen momento para aprender
Las capacitaciones se realizan en la sede de la institución, pero también en maratones, triatlones, gimnasios, universidades y eventos comunitarios. Allí se enseña cómo identificar una emergencia y cómo aplicar correctamente los pasos necesarios.

En el caso de la RCP, por ejemplo, el procedimiento comienza verificando si la persona responde a estímulos. Si no hay respuesta ni respiración, se debe llamar de inmediato al servicio de emergencias y comenzar con las compresiones torácicas: manos entrelazadas en el centro del pecho, brazos rectos y movimientos rápidos y profundos. Si hay un Desfibrilador Externo Automático (DEA) disponible, debe utilizarse lo antes posible siguiendo las instrucciones del dispositivo.
Otra técnica clave es la posición lateral de seguridad. Se aplica cuando la persona está inconsciente pero respira. Esta maniobra evita que se ahogue con su lengua o vómito hasta que llegue la asistencia médica. “Es muy sencilla de aprender y en nuestras capacitaciones la practicamos con muñecos y con simulaciones para que cada persona pueda repetirla con confianza”, detalla Mocellín.
Frente a un atragantamiento, la maniobra de Heimlich puede ser vital. Consiste en abrazar a la persona desde atrás, colocar un puño justo encima del ombligo y aplicar compresiones rápidas hacia adentro y hacia arriba. En niños, se adapta con otras técnicas más suaves; y en bebés, se realiza con golpes interescapulares y compresiones torácicas. “En todas nuestras jornadas insistimos en mantener la calma, asignar roles (quién llama a emergencias y quién asiste) y actuar con determinación, porque saber qué hacer marca la diferencia”, señala el especialista.
La única manera de fallar es no hacer nada
La ley nacional 27.159 promueve la prevención de la muerte súbita en espacios públicos y garantiza la protección legal a quienes asisten en una emergencia. “Es muy difícil empeorar la situación si alguien ya no respira y la única manera de fallar es no hacer nada; incluso la RCP mal hecha es mejor que no actuar, porque es una técnica sencilla, con las manos y cualquier persona con una mínima preparación puede aplicarla”, destaca Mocellín.

Adaarc lleva adelante esta tarea con compromiso y vocación. Está certificada por la American Heart Association (AHA) en soporte vital cardiovascular avanzado y busca acercar el conocimiento médico a toda la comunidad. “Tenemos la oportunidad y la responsabilidad de ser el primer eslabón de ayuda; actuar rápido y bien puede cambiar una historia”, concluye.
Las capacitaciones son gratuitas y abiertas a todo público. Para participar, se puede consultar el cronograma en las redes sociales de la asociación o escribir al correo adarc@adaarc.org.ar.