En 2023, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba participó de la Convocatoria Nacional e Internacional RenMDI, impulsada por el Gobierno nacional, y se convirtió en la compañía con más proyectos de generación mediante fuentes renovables adjudicados. Fueron 11 en total, incluyendo iniciativas públicas y privadas de todas las tecnologías (eólica, solar, hidráulica y de biomasa).
En la lista figuraba un conjunto de parques solares para aportar energía verde al sistema nacional en la localidad de Arroyo Cabral. Pero Epec fue por más y transformó una de esas futuras plantas de generación en el primer “loteo energético” del país. Se trata de una innovadora idea relacionada a la generación distribuida comunitaria, que permite desarrollar sus propias parcelas para la producción de energía limpia.
¿Cómo funciona?
Al igual que en un loteo inmobiliario, se puede hablar de un masterplan, que en este caso tiene 25 hectáreas divididas en parcelas. Cada una de estas fracciones permite que un usuario individual o un conjunto de ellos desarrollen su propio parque solar.
Es decir, los interesados pueden adquirir las porciones necesarias de acuerdo a la cantidad de energía que decidan o necesiten generar. En esos espacios, se instalarán los paneles solares adecuados para esa producción eléctrica, que será inyectada a la red del sistema energético provincial.

Los inversores tendrán la propiedad tanto de la infraestructura instalada como de la energía producida (no de la tierra, que continúa en propiedad de Epec).
Una experiencia que pone a Córdoba al frente del país
“Con el loteo energético, Epec no sólo construye un polo técnico sino que también abre una ventana política y cultural que promueve un modelo de participación ciudadana en la transición energética”, explica Claudio Puértolas, presidente de la empresa provincial, quien agrega: “Es un paso estratégico que, en vez de depender exclusivamente de grandes centrales, suma a la ciudadanía en la generación de energía limpia; de esta forma, democratizamos, diversificamos y descentralizamos”.
El loteo se diseñó con criterios de sustentabilidad, contemplando un plan de conexión modular para distintos proyectos. Además de instalar paneles, se prevé optimizar su conexión con la red eléctrica, monitoreo digital y capacitación técnica. El objetivo es que municipios, cooperativas, universidades, consorcios y desarrolladores privados puedan usarlo como plataforma.
Epec pondrá a disposición las parcelas de terreno del loteo, para que se instale cada parque individual; construirá la infraestructura común, como caminos de accesos, calles internas y cierres perimetrales; y brindará el equipamiento para conectar los paneles al sistema eléctrico provincial. Asimismo, dispondrá del equipo técnico que estará encargado de la operación y el mantenimiento del emprendimiento durante los años de funcionamiento, posibilitando que los interesados inviertan en Córdoba y generen su propia energía renovable sin tener que encargarse de armar nuevas estructuras de personal o tener conocimientos en energía.
Con este proyecto, Córdoba vuelve a marcar el rumbo. Esta vez, desde el corazón de la transición energética argentina. El proyecto es una nueva figura en el mapa eléctrico argentino y un espacio pensado para que los usuarios puedan generar su propia energía limpia, renovable, distribuida y, sobre todo, comunitaria.
Un modelo replicable
El impacto del loteo energético va más allá de sus 25 hectáreas. Su mayor valor es ejemplificador y replicable. Demuestra que no hace falta mirar al futuro para cambiar la matriz energética, sino que puede hacerse hoy con voluntad, planificación y participación.

Por eso, ya hay otras provincias observando el modelo cordobés. También el Gobierno nacional y actores internacionales. Porque el cambio climático, la crisis energética y las desigualdades en el acceso a la energía exigen respuestas audaces y concretas hoy.
Este loteo condensa una visión de futuro que pone a la comunidad en el centro. No como espectadora, sino como protagonista. No es una promesa, sino un proyecto tangible, con tierra, infraestructura y planificación. Su verdadero poder está en lo que habilita: una nueva forma de producir, consumir y pensar la energía.
No es casual que Córdoba haya sido la primera en dar este paso. Tiene historia, capacidad técnica y una sociedad con conciencia ambiental creciente y espíritu pionero. Pero también una decisión política clara: acelerar la transición energética con protagonismo ciudadano.
En tiempos de incertidumbre global, apostar por modelos sustentables, comunitarios y tecnológicamente avanzados no es solo una opción. Es una necesidad. Y en esa senda, Córdoba tiene la energía para hacerlo.
¿Qué es la Generación Distribuida Comunitaria y la GDC Virtual?
Hasta hace no mucho tiempo, hablar de electricidad implicaba una lógica unidireccional. El vecino no tenía ninguna participación más que consumir la energía y pagar la factura.
En los últimos años, el avance de las fuentes renovables y las nuevas legislaciones reconocen que cualquier persona puede, si lo desea, ser algo más que un simple consumidor y convertirse también en generador. Es decir, producir su propia energía, o por lo menos parte de ella, en el mismo lugar que la consume.

Concretamente, alguien que instala paneles solares en su propio domicilio produce electricidad y la utiliza para autoconsumo o inyecta el excedente en la red, a un precio que está regulado.
Generación Distribuida Comunitaria
Pero una cosa es que una vivienda tenga sus propios equipos fotovoltaicos y otra, mucho más potente, es que una comunidad entera genere energía de forma colectiva para beneficio de todos sus miembros.
Eso es la generación distribuida comunitaria: refiere a un grupo de usuarios que se reúnen para instalar un punto común de generación eléctrica de fuentes renovables (un parque solar, por ejemplo).
La totalidad de la energía producida será inyectada a la red y la distribuidora, en este caso Epec, la compra a cambio de un crédito para cada uno de los copropietarios de ese sistema, que podrán utilizarlo para abonar la factura por el consumo en los suministros que tengan bajo su titularidad.
Es decir, la energía se genera en una locación que no es el lugar de consumo. Esto le abre la posibilidad de incursionar en la generación renovable incluso a aquellos usuarios que no cuentan con el espacio suficiente para instalar la infraestructura necesaria de este tipo de emprendimientos, como departamentos u oficinas en edificios.
GDC Virtual
Otra variante es la generación distribuida comunitaria “virtual”, que es un nuevo salto más innovador.

Partiendo de la misma base de que la energía se genera en un sitio diferente a donde está el consumo, en esta evolución del esquema los clientes van a tener asignado dentro de su factura lo que ellos generan remotamente y que consumen en ese mismo momento. Es decir, la distribuidora sólo compra el excedente no consumido simultáneamente por el usuario.
Así, cada kilowatt se vuelve digital, trazable y asignable. Un mismo campo solar puede abastecer a diferentes usuarios, aunque cada uno de ellos esté instalado a kilómetros del lugar. Cada quien recibe en su factura la proporción de energía limpia que le corresponde, como si tuviera los paneles en su casa. Esta figura requiere sistemas avanzados de medición, contratos inteligentes y voluntad política. Córdoba ya tiene los tres.
La GDC virtual está destinada a los usuarios que tienen contrato de potencia en sus lugares de consumo y se trata de una variante que apunta a comerciantes e industriales que tienen discriminado el costo por la potencia instalada (que supera obviamente los 5 kW que reciben los usuarios residenciales) y los cargos por el consumo de energía. En este caso, la electricidad que el cliente inyecta en la red pública es la que consume.
La importancia de la red y la trazabilidad
Uno de los grandes desafíos de la generación distribuida comunitaria de energía no es generar, sino gestionar la electricidad producida. Para que se distribuya correctamente entre los usuarios participantes, se necesita una red moderna, con infraestructura de medición inteligente y con plataformas de gestión digital.
En este punto, Córdoba viene marcando diferencia. Desde hace varios años, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) avanza en la digitalización de su red, con medidores inteligentes que permiten leer el consumo en tiempo real, detectar fallas de manera remota y gestionar inyecciones de energía distribuida.

Esa trazabilidad es clave para que un esquema como el del loteo energético de Arroyo Cabral funcione, por lo que paralelamente Epec viene trabajando en la implementación de un modelo de tokenización de la energía. Cada kilovatio generado puede ser asignado a uno o a varios usuarios, y eso se traduce directamente en sus facturas.
El resultado: ahorro económico, menor dependencia de fuentes fósiles y una comunidad energéticamente activa.