Por Fabián López, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de Córdoba
Hablar de crisis climática y su origen antropogénico ha dejado de tener sentido práctico. Es momento de actuar y Córdoba asume ese desafío con una estrategia transformadora, que no sólo responde a las demandas actuales sino que proyecta un futuro sustentable para la Argentina.
Somos una provincia que no espera, lidera; que no especula, construye. Con recursos, conocimientos y colaboración público-privada, se mueve con decisión.
Un nuevo modelo energético
La transición energética ya está en marcha y Córdoba la protagoniza desde sus fortalezas. Construye sustentabilidad desde el territorio, orientando capacidades hacia una matriz más limpia, descentralizada y productiva. El concepto de “Vaca Viva” resume esta visión: pone en valor la biomasa, los recursos renovables y el conocimiento.
Frente al paradigma fósil de Vaca Muerta, este modelo propone energía distribuida, producción local y empleo con arraigo. Es más que una alternativa, es una oportunidad económica concreta tanto para Córdoba como para un gran territorio de provincias argentinas.
Este modelo se basa en el uso eficiente y sustentable de biomasa en una economía circular, aprovechando procesos fotosintéticos actuales —y no fósiles— para generar valor económico, social y ambiental con distribución territorial. Supone reemplazar no sólo los combustibles fósiles sino también sus derivados petroquímicos, por productos de biorefinerías.
Transformación colectiva
En este contexto, la competitividad de los países depende cada vez más de sus sistemas educativos, científicos y productivos articulados.
La transformación es colectiva. Cooperativas, universidades, empresas y gobiernos locales integran una agenda común. En la provincia, operan flotas públicas y privadas con biocombustibles de alto corte y biogás cloacal. Además, empresas constructoras producen su propio biodiésel.
Hay obras públicas que incorporan bio-mezclas asfálticas frías para reducir la huella de carbono y eventos culturales que compensan emisiones adquiriendo créditos de carbono en un mercado local que monetiza buenas prácticas.
Por ejemplo, la empresa cordobesa Bioanglo es la primera en Sudamérica en registrar créditos en la Climate Action Reserve de California, exportándolos al mercado más exigente del mundo. En el mismo sentido, el rally que se corre en nuestra provincia utiliza E17 y el TC2000 usa E40.
Somos usuarios-generadores
La provincia está en la cima del ranking nacional con 1.086 usuarios-generadores, aportando 23.410 kW de potencia instalada a la red eléctrica mediante medidores bidireccionales, lo que representa aproximadamente una inversión privada de U$D 50 millones. Dos de esos casos generan energía a partir de Biogás proveniente de residuos agropecuarios.
Por su parte, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) lidera la cantidad de medidores inteligentes instalados (300.000) en el país, con cerca del 70% de la venta de energía eléctrica telemedida. Esto permite digitalizar y tokenizar su red.
Esto se suma a que la primera subasta nacional de créditos de carbono fue realizada en nuestra provincia.
Crecer sin destruir
Lejos de la promesa vacía, Córdoba avanza. El sector privado es protagonista, no sólo como usuario responsable sino también como generador activo. Puede producir su propia energía limpia, abastecer operaciones, asociarse y vender excedentes a la red.
Ser parte de la transición energética es posible y también rentable. La provincia desarrolla marcos normativos e institucionales que dan certezas en un mundo incierto.
El desarrollo sustentable no implica resignación. Además de eficiencia energética o biotecnología aplicada, se trata de inteligencia, trabajo y visión. Se puede crecer sin destruir y generar riqueza sin hipotecar el futuro. Y ese crecimiento debe expresarse en más desarrollo, más y mejores empleos, inclusión y ascenso social real. Son las convicciones del justicialismo moderno que necesitamos.
Coraje, convicción y unidad
La revolución energética cordobesa ya es modelo, tanto por su base técnica como por su sentido político. Plantea una alternativa real, basada en nuestras capacidades, con la mirada puesta en la carbono-neutralidad. No es una transición que se espera, sino una construcción en marcha, con coraje, convicción y unidad. También con un Estado inteligente, moderno e innovador.
Sin embargo, este camino necesita condiciones mínimas: eliminar las “malditas retenciones” que asfixian la Vaca Viva y establecer un nuevo marco regulatorio para los biocombustibles.
No sólo tenemos un relato, sino también un destino. Y Córdoba lo está forjando.
