Arnucon nació en 2008 como el sueño de dos amigos –Claudio Javier Arnulphi y José Contrera– que decidieron unir esfuerzos y conocimientos para ingresar al competitivo mundo de la maquinaria de elevación. “Queríamos generar una sinergia comercial, y Claudio siempre tuvo una fuerte afinidad con los fierros. Ninguno de los dos venía del rubro, pero teníamos muchas ganas y convicción”, recordó Contrera.
Desde sus primeros pasos, el desafío fue enorme. Los fundadores debieron abrirse camino en un mercado concentrado en Buenos Aires, dominado por grandes empresas. “Fue difícil, era prácticamente un monopolio. Dos jóvenes del interior plantándose en ese segmento no era algo común, pero resistimos y crecimos, sobre todo en el interior del país”, destacó el empresario.
Arnucon comenzó con un pequeño equipo y una clara orientación hacia la provisión de grúas torre, encofrados, puntales y montacargas. Con el tiempo, la compañía logró un reconocimiento sostenido por la calidad de sus servicios y la atención personalizada. “Cuando vendimos la primera operación ni siquiera conocíamos el equipo físicamente. Fue mucho estudio, fotos, capacitación, y la confianza del cliente que creyó en nosotros”, rememoró.
Entre las obras más emblemáticas de su trayectoria, Contrera menciona la ampliación de la planta potabilizadora de Bajo Grande, en Córdoba, y el desarrollo inmobiliario Pocito, de la desarrollista Proaco. “Son proyectos que marcan un antes y un después para nosotros y reflejan la confianza que logramos construir con los años”, afirmó.
La empresa trabaja con el respaldo de la firma española Comansa, y cada operación implica un proceso de importación complejo que involucra logística marítima, despachantes, agentes y técnicos especializados. “El montaje de una grúa es casi un espectáculo, pero detrás de eso hay meses de trabajo, planificación y una gran emoción cuando todo funciona como se pensó”, expresó.
Hoy Arnucon se encuentra en un proceso de expansión y diversificación, con nuevas unidades vinculadas a la importación de neumáticos desde China y proyectos futuros en el ámbito inmobiliario. “Estamos en un momento de madurez exacta, con mucha energía y experiencia. Ser competitivos hoy no es solo ofrecer buen precio, sino acompañar al cliente desde el minuto cero hasta el final de la obra”, señaló.
Para Contrera, la firma es mucho más que una empresa: “Es mi familia, mi vida. Empezó como un sueño entre amigos y hoy es una de las cosas más importantes que tengo. Haber llegado hasta acá, después de tantos desafíos, me llena de orgullo y gratitud”.