Lejos de concebirlo como un conjunto fijo de objetos o narrativas, el museo propone un enfoque dinámico y abierto, en el que el patrimonio se comprende como una construcción colectiva, en permanente transformación. Esta perspectiva se materializa en un conjunto de nueve exposiciones simultáneas, que se desarrollan a lo largo de las distintas salas del museo y en su parque escultórico.

La iniciativa se destaca por articular producciones locales con propuestas internacionales, integrando además una nueva edición de BIENALSUR, la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur, que este año celebra una década de trayectoria. En ese marco, se presenta la muestra “La copia infiel”, curada por Fernando Farina, que reflexiona sobre el acto de copiar como gesto estético, político y conceptual. Obras de artistas como Liliana Maresca, Sol LeWitt, Marta Minujín y Alfred Stieglitz dialogan en esta exhibición con otras expresiones del arte contemporáneo global.

Patrimonio, memoria y resignificación
A lo largo del recorrido se despliegan miradas diversas sobre el patrimonio, desde lo ancestral hasta lo editorial, pasando por lo escultórico, lo performático y lo artesanal.

En “Territorio estético de sentido”, con curaduría de Moriana Abraham, se abordan las prácticas artesanales tradicionales —como la cerámica, el textil y la talla— resignificadas en clave contemporánea. Las obras aquí reunidas activan vínculos entre cuerpo y territorio, técnica y gesto, cultura y naturaleza.

El programa “Hackeo a la colección”, protagonizado por los artistas Pilar Maharbiz y David Socolocci, propone una intervención conceptual sobre el acervo patrimonial del museo. En este ejercicio curatorial, las obras históricas dialogan con lenguajes actuales, permitiendo nuevas capas de lectura y resignificación.

En el ámbito del patrimonio gráfico, la muestra “Delfini se expone”, curada por Demian Orosz, rescata la obra poco difundida del reconocido ilustrador Juan Delfini, cuya trayectoria en la prensa local dejó un legado visual tan expresivo como agudo.

El escultor Claudio Gómez participa del programa con la obra “Arbolito” y una serie de piezas instaladas en el parque del museo, que conjugan materiales industriales, memoria afectiva y una sensibilidad arquitectónica que recorre sus paisajes de origen.

Por su parte, el colectivo Franco y Noé Colombo presenta la instalación “Guardianes del crepúsculo”, una obra de arte contemporáneo con un fuerte contenido ambiental. El trabajo rinde homenaje a criaturas mínimas y luminosas, como el bicho canasto y la luciérnaga, cuya desaparición silenciosa interpela nuestra relación con el entorno y la memoria natural.
Una mirada educativa e histórica
Como parte de esta visión expandida del patrimonio, el museo incorpora también una selección de obras pertenecientes al Colegio Nacional de Monserrat, una de las instituciones educativas más emblemáticas de la provincia. Esta colección, construida a lo largo de más de tres siglos, refleja la evolución estética, histórica y cultural de Córdoba y su legado jesuítico, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

El nuevo programa expositivo del Museo Evita Palacio Ferreyra que se puede recorrer hasta el 30 de noviembre, no se limita a custodiar el patrimonio: lo pone en movimiento, lo somete a nuevas miradas y lo reactiva en el presente.

Así, artistas, curadores e instituciones convergen en una propuesta poliédrica que celebra la riqueza de lo diverso, la potencia de la memoria y la capacidad del arte para generar preguntas abiertas y necesarias.