En plena revolución digital, con permanentes cambios tecnológicos que van llegando para quedarse, la clave para innovar y responder a las exigencias del mercado parece ser el uso de metodologías ágiles.
Suena sencillo decirlo y hasta parece imposible ejecutarlo, pero ¿de qué se trata en realidad? Este procedimiento es una nueva forma de buscar una solución a varios problemas de la ejecución de proyectos tradicionales. Son métodos en los cuales las necesidades y las soluciones evolucionan al mismo tiempo.
La principal ventaja de aplicar este sistema es el tiempo que se gana. Pero a su vez se reducen costos y se optimiza la calidad de los productos. También se trabaja con mayor velocidad y eficiencia y mejora la satisfacción del cliente.
"Con esta metodología se ahorra mucho dinero y tiempo, esto último quizá lo más caro. Cuando se emprende, muchas veces no se valora el tiempo. Por eso existen estos métodos que te ayudan a crear, diseñar o probar de manera más rápida y ágil. Pero no se trata solamente de la rapidez, sino de sus principios. Es poder construir cosas o soluciones y estar todo el tiempo chequeando en búsqueda de una solución", detalla Hernán Virgolini, uno de los fundadores de la Escuela de Innovación.
"Haciendo, uno va pensando", dice Virgolini.
Cuándo y por qué surge esta metodología
Esta metodología surgió en 2001, en el mundo del desarrollo del software (creación de aplicaciones) cuando las empresas de ese sector se dieron cuenta que la forma tradicional de trabajar retrasaba la entrega del producto final. De ahí surge el Manifiesto ágil, un modelo de trabajo de mejora continua. “Esa proclama se compone de una serie de principios y también existen comunidades en muchos entornos que se dedican a ponerlo en práctica. Si bien nació en ese reino, este proceso se extendió a otras industrias y hoy está totalmente popularizado”, cuenta el emprendedor.
En base al Manifiesto surgieron varios modelos diferentes de aplicarlo, denominados metodologías o frameworks ágiles. Algunos de ellos aparecieron luego de la definición del manifiesto, otros ya existían y se amoldaron al manifiesto.
El Manifiesto ágil sienta las bases del pensamiento de la agilidad y consiste en los siguientes cuatro valores: las personas y sus interacciones por encima de procesos y herramientas, el producto funcionando por encima de documentación extensiva, colaborar con el cliente por encima de negociar un contrato y responder a los cambios por encima de seguir un plan.
Cómo era antes
Antes de la aparición de las metodologías ágiles, las empresas ponían en marcha procesos lineales, con el uso desmedido del tiempo como principal desventaja. Por entonces, para lograr un objetivo podían pasar al menos dos años, corriendo el riesgo de que el producto final no responda a la demanda del cliente.
Córdoba tiene su comunidad ágil
En Córdoba, un grupo de practicantes de estas metodologías decidieron crear una comunidad, con el propósito de expandir el conocimiento sobre las mismas y sus aplicaciones.
"Es nuestro objetivo llegar a cada vez más profesionales de varias empresas para mostrar que las metodologías ágiles se pueden aplicar en diversas industrias, no sólo en el desarrollo de software", dice Mauricio Tello, uno de los miembros fundadores de la comunidad.
Desde hace tres años realizan encuentros, una vez por mes, con diferentes temáticas relacionadas a la agilidad.
Para enterarse de los eventos, que son libres, gratuitos y educativos, se puede consultar en las redes sociales @agilescordoba.
