Los pulmones del mundo
Los árboles no solo forman parte del paisaje sino que cumplen una función vital para la vida en la Tierra. Gracias al proceso de fotosíntesis, absorben dióxido de carbono (CO₂) y liberan oxígeno (O₂). Este proceso no solo les permite almacenar energía, sino que también limpia el aire que respiramos.
Actualmente las grandes ciudades generan cerca del 75% del CO₂ mundial según la Fundación Aquae. Esta estadística muestra la desfavorable contribución que generan los núcleos urbanos al acelerado avance del cambio climático. La plantación de árboles en sectores superpoblados puede convertirse en un aliado para mejorar la situación ambiental. Cada árbol puede absorber entre 10 y 30 kilos de CO₂ por año, actuando como “filtros naturales” de este y otros gases como el dióxido de azufre, el monóxido de carbono, entre otros. Se estima que para cubrir la demanda de oxígeno de una persona se requiere alrededor de 22 árboles.
Guardianes del agua
Siguiendo la metáfora biológica, los árboles no son solo pulmones: también pueden considerarse la piel del planeta. El intercambio de gases y agua que ocurre en sus hojas es vital para mantener saludable los ecosistemas. Los árboles maduros regulan el flujo hídrico, previenen inundaciones y mejoran la calidad del agua. Un árbol perenne adulto puede captar más de 15.000 litros de agua por año.
Pero su intervención en el ciclo hídrico no termina allí. A través de la evapotranspiración, las hojas liberan agua al ambiente, produciendo un efecto parecido al de la transpiración humana. Además, las copas interceptan el paso de la radiación solar antes de que llegue al suelo, reduciendo la temperatura ambiente.

Sembrar futuro
Los árboles en zonas urbanas traen beneficios no solo a los ciudadanos de hoy sino también a las generaciones futuras:
- Ahorro energético: Plantados en puntos estratégicos (especialmente al este y oeste de los edificios), pueden reducir el uso de aire acondicionado hasta un 30% y el consumo de calefacción entre 20% y 50%.
- Biodiversidad: Sirven de refugio, alimento y protección para distintas especies, fortaleciendo las cadenas alimentarias urbanas.
- Salud y bienestar: Vivir cerca de áreas verdes reduce el estrés, la presión arterial y mejora la salud mental.
En el Día de la Ecología, pensar en los árboles es pensar en el pulso del planeta. Cuidarlos no es un gesto simbólico: es una acción urgente para garantizar la vida en las ciudades del mañana.
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