Trabajar desde casa es una tendencia que aceleró el año pasado. Aislamiento social, preventivo y obligatorio mediante, muchas personas se vieron obligadas a trasladar la oficina a su hogar. Como todo lo que no se planifica, la rutina se volvió caótica; los espacios y los tiempos se mezclaron y, en muchos casos, el trabajo y el estudio invadieron hasta los últimos vestigios de privacidad.
Sin embargo, también fue una experiencia que demostró que trabajar desde casa puede ser una gran ventaja. El trabajo remoto bien organizado implica menos traslados, más eficiencia, menor impacto ambiental, un uso más racional del tiempo y de los recursos. Es por esto que muchas empresas optaron por un “home office” a tiempo completo o por un mix de trabajo presencial y virtual.
Productividad, eficiencia y comodidad son esenciales si vamos a trabajar desde casa. El teletrabajo nunca puede ser sinónimo de incomodidad, no puede invadir tus horas de descanso y nunca debe realizarse en pijamas. Por esto, disponer de un espacio adecuado, funcional y confortable se torna fundamental.
Lo que no
El dormitorio es para dormir, no para trabajar. El escritorio debe estar alejado del cuarto para evitar la tentación de tirarse a trabajar en la cama. Esta posición baja el rendimiento intelectual y dificulta una buena postura para la espalda.
Hay que separar el lugar de trabajo de donde se reúne la familia. El comedor, la cocina o el playroom están llenas de distracciones que perjudican la concentración y el rendimiento.
Lo que sí
Sería genial disponer de una habitación exclusiva, pero si ello no es posible, debemos elegir un lugar específico y separado del bullicio del hogar. Puede ser un pasillo, un rincón de la sala de estar o del living. Lo importante es que ese espacio esté dedicado a la oficina y no a otras actividades.
A la hora de desarrollar nuestras labores, la comodidad es fundamental. No hace falta que el espacio sea extremadamente grande, pero sí es indispensable disponer de una mesa de trabajo de la altura adecuada, una silla ergonómica, buena conexión a Internet y la tecnología necesaria para desarrollar nuestra tarea sin complicaciones ni desesperantes demoras.
El lugar debe tener la mayor cantidad de luz natural posible, ya que ésta mejora notablemente el rendimiento.
También sugerimos complementar la luz natural con lámparas de luz directa, alternadas con luz indirecta. Lo importante es evitar la fatiga visual que genera la penumbra. Tip: la mesa debe estar al lado de la ventana para que la luz del sol no refleje en la computadora, creando brillos innecesarios que cansan la vista.
El espacio para “home office” debe tener mucha personalidad respetando el estilo general de la casa. Optar por el minimalismo favorece la concentración. Destinar un lugar para guardado tiene un doble beneficio: evitar la dispersión de elementos que distraen y mantener la presencia de lo laboral acotada para que no invada la vida diaria. Tip: pintar una pared con pintura de pizarra o colocar un panel de corcho pueden funcionar como elementos de diseño que al mismo tiempo organizan la tarea.
Es fundamental prestarle atención a los colores. Los tonos fríos -como azul, verde y amarillo- favorecen la concentración, los colores neutros dan calidez, y los colores cálidos -como el rojo y el naranja- son estimulantes. La elección de la paleta es muy personal, pero a la hora de seleccionar los colores hay que favorecer aquellos que creen un clima de trabajo acorde a la tarea que se realiza, que no cansen o agobien. Tip: las plantas y una buena ventilación son aliadas a la hora de generar contacto con la naturaleza, necesario para bajar los niveles de estrés.
Coliving, coworking y homeoffice son algunas de las palabras que llegaron para transformar las rutinas y los espacios de la casa. La arquitectura y el diseño deberán tomar nota de ello para dar respuestas certeras a las necesidades que plantea la nueva normalidad.
