El doctor Pablo Martín García, coordinador de la Unidad Multidisciplinaria de Endometriosis y Dolor Pélvico del Sanatorio Allende, explica que la endometriosis no solo afecta los órganos ginecológicos, sino también otras áreas del abdomen. En un gran porcentaje de pacientes, la endometriosis compromete el intestino grueso (colon), y en menor medida el intestino delgado.
Esto puede generar síntomas inflamatorios y disfuncionales como:
- Dolor abdominal
- Constipación
- Diarrea
- Distensión
- En algunos casos, sangrado con las heces.
A su vez, el Síndrome de Intestino Irritable (SII) comparte muchos de estos síntomas, incluyendo el dolor, los cambios en la consistencia de las deposiciones y la distensión. De hecho, las mujeres con endometriosis tienen hasta 3,5 veces más probabilidades de ser diagnosticadas con SII en comparación con aquellas que no padecen esta enfermedad.
Por su parte, la doctora Claudia Córdoba, del Servicio de Gastroenterología, Hepatología y Videoendoscopía del Sanatorio Allende, destaca que “diferenciar los síntomas de ambas afecciones puede ser complicado, ya que son similares y pueden solaparse”. Y explica que: “Para poder distinguir entre endometriosis y SII, es esencial realizar un interrogatorio exhaustivo y aplicar los Criterios de Roma IV para el diagnóstico de SII”.
El solapamiento de síntomas entre la endometriosis y el síndrome de intestino irritable (SII) presenta un desafío considerable tanto para el diagnóstico como para el manejo del dolor en las pacientes.
El Doctor Pablo Martín García destaca que el tratamiento de pacientes con endometriosis y síndrome de intestino irritable debe ser abordado de manera multidisciplinaria, involucrando ginecólogos, gastroenterólogos, nutricionistas y psicólogos, donde la alimentación, los hábitos de vida y la actividad física son fundamentales para mejorar la calidad de vida. La doctora Claudia Córdoba, por su parte, subraya la importancia de una buena relación médico-paciente para tranquilizar a las pacientes, explicando que el SII no aumenta el riesgo de enfermedades graves como el cáncer.
Además, el manejo del dolor puede beneficiarse de una dieta adecuada y el uso de fármacos espasmolíticos, como el bromuro de otilonio o la mebeverina, entre otros.
¿Cómo abordar el manejo de la Endometriosis y el Síndrome de Intestino Irritable de forma multidisciplinaria y nutricional?
El enfoque multidisciplinario para el tratamiento de la endometriosis y el síndrome de intestino irritable (SII) no solo incluye la colaboración entre ginecólogos, gastroenterólogos y psicólogos, sino también una intervención nutricional clave. Según la licenciada Analia Galiano, especialista del Servicio de Nutrición del Sanatorio Allende, la dieta antiinflamatoria es esencial para las personas con endometriosis, y debe adaptarse según los síntomas digestivos que presenten las pacientes.
Esta dieta promueve el consumo de alimentos naturales, frescos y ricos en componentes bioactivos que poseen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Entre estos destacan los:
- Flavonoides, presentes en frutas como los frutos rojos y en vegetales como las coles y el puerro.
- Omega 3, que se encuentra en pescados grasos como el salmón, y en semillas como las de chía y lino.
“La curcumina, un potente antiinflamatorio natural, es otro de los componentes clave que puede añadirse tanto a través de la cúrcuma en la alimentación como en suplementos bajo supervisión” explica la licenciada Galiano.
El objetivo principal es reducir la inflamación sistémica y mejorar el estado de salud general de las pacientes, minimizando el impacto de la endometriosis”.
Licenciada Analia Galiano, especialista del Servicio de Nutrición del Sanatorio Allende.
Por otro lado, es importante evitar alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares refinados, grasas saturadas y trans, que tienden a aumentar la inflamación y pueden exacerbar los síntomas digestivos. En aquellos casos donde la endometriosis se presenta junto al Síndrome de Intestino Irritable (SII), una dieta baja en FODMAPs (en español, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables), que limita los carbohidratos fermentables que pueden desencadenar malestar abdominal, resulta especialmente útil.
Sin embargo, esta dieta debe implementarse de forma cuidadosa, en fases y bajo la supervisión de un nutricionista, ya que su realización prolongada puede limitar la diversidad nutricional y, por tanto, no es sostenible a largo plazo. Su éxito radica en identificar qué alimentos específicos provocan síntomas en cada paciente, lo que permite adaptar la dieta de manera personalizada.
“El éxito del tratamiento no solo depende de la selección alimentaria, sino también del contexto en el que se realizan las comidas, prestando atención a hábitos como masticar adecuadamente y evitar comer bajo estrés” comparte también la licenciada Galiano. Y concluye: “aunque la alimentación es un pilar central, otros aspectos como la actividad física, el manejo del estrés y el descanso también son fundamentales para mejorar la calidad de vida de estas pacientes”.
La endometriosis y el Síndrome de Intestino Irritable (SII) comparten síntomas como dolor abdominal, distensión y cambios digestivos, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento.
El doctor Pablo Martín García enfatiza que el manejo de estos trastornos debe ser abordado desde un enfoque multidisciplinario, involucrando la colaboración de ginecólogos, gastroenterólogos, nutricionistas y psicólogos. Por su parte, la doctora Claudia Córdoba subraya la relevancia de cultivar una buena relación entre médicos y pacientes, asegurando a las mujeres que la presencia simultánea del Síndrome de Intestino Irritable y la endometriosis no incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades más complejas.
Este tipo de atención interdisciplinaria, brindada por la Unidad Multidisciplinaria de Endometriosis y Dolor Pélvico del Sanatorio Allende, permite un tratamiento integral, adaptado a las necesidades específicas de cada paciente, promoviendo la modificación de hábitos alimentarios, la práctica de actividad física y el cuidado del bienestar emocional para mejorar su calidad de vida. Este enfoque integral, proporcionado por un equipo especializado en una unidad multidisciplinaria, asegura un tratamiento más efectivo y una mejoría más significativa en la calidad de vida de las pacientes.
