Los Juegos Olímpicos de París 2024 comienzan a ser parte de la historia, un hermoso recuerdo, como cada una de estas citas máximas del deporte mundial, que dejan sus marcas, de las más lindas e inolvidables, y de las otras, quizá también igual de memorables, pero menos gratificantes.
“Han sido los primeros de una nueva era. Han sido una celebración de lo mejor de los atletas y del deporte. Más jóvenes, más urbanos, más inclusivos, más sostenibles. Los primeros Juegos Olímpicos con paridad de género completa”, afirmó ayer el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, en la ceremonia de clausura.
Como sea, París 2024 cumplió su objetivo de mantener atrapados durante 18 días a quienes disfrutan y se apasionan siempre por el deporte y también a quienes se enganchan con estas fechas tan especiales como imperdibles.
Desde el miércoles 24 de julio, cuando empezó la competición, pasando por el viernes 26, día de la ceremonia inaugural, hasta ayer, 10.500 deportistas de 206 comités olímpicos nacionales y del equipo de refugiados del COI concitaron la atención del mundo, con sus alegrías, sus tristezas, sus consagraciones, sus frustraciones, sus disfrutes, sus pesares, sus historias, sus vidas.
Entre esas vivencias estuvieron las de 136 albicelestes que con dignidad, pasión, esfuerzo y jerarquía representaron al país en fútbol, tiro deportivo, arquería, esgrima, taekwondo, remo, canotaje de velocidad, natación, pentatlón moderno, tenis, equitación, hockey sobre césped, handball, vela, ciclismo, rugby seven, triatlón, tenis, vóley, atletismo, golf, judo y tenis de mesa, skate y BMX.
Argentina compartió en París el puesto 52 con Túnez y Egipto. El oro del cordobés José “Maligno” Torres le permitió a nuestra delegación mejorar casi 20 posiciones respecto a la 71ª lograda en Tokio 2020, juegos realizados en 2021 por la pandemia.
Como sucede cada vez que finaliza esta competencia máxima se abren los tiempos de evaluaciones, tanto cualitativas como cuantitativas, que en nuestro país casi siempre giran en torno a la misma coyuntura, que habla de pocos recursos, de prioridades postergadas, de falta de políticas de estado que se mantengan más allá de los distintos gobiernos y de la ausencia de valoración hacia el deporte y sus actores.
“Hay muchas otras peleas que nosotros damos. Injusticias, problemas de gestión, políticos, deportivos, personales...”, remarcó la tiradora Fernanda Russo, nacida en Córdoba y radicada en La Rioja, quien confesó: “Ahora sé lo que es disfrutar unos juegos olímpicos después de tres juegos”. Ella la había pasado muy mal en Tokio.
Al margen de los balances que vendrán, lo primero que hay que hacer es reconocer y agradecer el sacrificio y la lealtad con la cual cada deportista representó a nuestro país.
