Diego (41) y Alejandro Novella (50) son hermanos. Ambos viven en Luque, un pequeño pueblo del interior cordobés. Los dos son fanáticos del fútbol. Y, además, comparten otra pasión: coleccionar camisetas. Llevan 25 años haciéndolo. Diego colecciona camisetas de Boca. Y Alejandro, de Talleres.
La vida, dicen, los hizo de Boca y de Talleres. Y con el tiempo, ellos hicieron de esos equipos su vida.
En su casa de Luque reciben a Mundo D. Mientras conversan, muestran con orgullo todas sus camisetas. Coleccionarlas, acuerdan Diego y Alejandro, sirve para conservar la memoria de una parte de la historia del club.
“Esta remera es la que usó Boca cuando le ganamos 4 a 3 a River, hace unos 30 años. Esta es una que Talleres usó únicamente en un partido, contra Gimnasia de Jujuy. Y a esta me la regaló José Perachia, exjugador albiazul. Es de 1969″, cuentan.
Ambos tienen unas 120 camisetas. “Todas originales y ninguna repetida”, aclaran rápidamente. A la misma remera la tienen con cuello, sin cuello, manga larga, manga corta, con publicidad y sin publicidad. Cada cambio que el club hace en la remera, por pequeño que sea, salen a buscarla.
El fanático de Talleres dice que le faltan solo cuatro camisetas de la década del ‘90. “Para adelante, las tengo a todas”, asegura. El de Boca colecciona únicamente camisetas titulares. “La primera que tuve me la regaló mi vieja”, dice, y acaso marca el inicio de su pasión por conservarlas.
Diego, el xeneize, es muy cuidadoso de su colección. Tanto que jamás las usa. “Las tengo a todas en perchas azules y amarillas en un placar”, cuenta.
“Yo no soy tan jodido. Las cuido, pero a veces mis hijos o yo las usamos”, dice Alejandro.
Es que este pasatiempo no es barato. Alejandro dice que una remera de Talleres, de apenas hace cuatro años, puede costar unos $ 80 mil. Y cuenta que por su colección completa le llegaron a ofrecer hasta un departamento.
Una, dos, tres, cien anécdotas
Diego y Alejandro acumulan muchas anécdotas. Detrás de algunas de las remeras que tienen, asoman historias propias de la pasión futbolera.
Alejandro tiene una remera de Talleres firmada por todo el plantel. “¿Y sabés cómo la conseguí?... Me la gané en un sorteo que hizo La Voz en 2016″, dice. La remera tiene estampadas las firmas de Rodrigo Burgos, Victorio Ramis y Gonzalo Klusener, entre otras figuras.
Diego tiene una camiseta firmada por Mauricio “Chicho” Serna, con quien compartió un asado en su casa. “Vino a Luque a dar una charla. Después de eso, lo invité a comer a mi casa; y aceptó. Ese día nos contó varias cosas del club”, recuerda.
Tiene, además, una foto y una remera firmada por Martín Palermo. Y también conoció al “Beto” Márcico. “Era mi sueño”, dice Diego.
Hasta Bouquet, para conocer al “Pato”
Una de las anécdotas más jugosas de Diego le ocurrió con el “Pato” Abbondanzieri, exarquero de Boca y de la selección argentina.
“Lo quería conocer. Agarré el auto y me fui hasta Bouquet, el pueblo a donde vive. Llegué y entré a preguntar por él, pero estaba en el campo. Di con un mecánico que tenía su contacto, y le avisó que yo estaba ahí. Algunas horas después, llegó al taller. Yo no lo podía creer. Lo vi y me largué a llorar”, recuerda Diego.
Ese día lo invitó a Luque, a conocer un espacio para chicos con discapacidad. Al poco tiempo lo visitó.
De esa historia conserva, en un cuadro colgado en su casa, el buzo del “Pato”, firmado por su ídolo.
Además, tiene una remera que usó el “Flaco” Rolando Schiavi y otra manga larga de Roberto Rogel, de un partido de la década del ‘60. Para que no queden dudas, la muestra. Y nos invita a tocarla, para comprobar que entonces usaban otra tela.
Te la compro
La “locura” por sumar a la colección una remera que no tiene lleva a Alejandro a hacer cosas impensadas. Dice que cuando en la cancha ve a alguien con una camiseta que le falta, se acerca y le ofrece comprársela. Rara vez acceden, reconoce.
Y suma una anécdota: “Una vez en la cancha, adelante de mí, había un flaco con una chomba espectacular. Le propuse que, si Talleres hacía un gol, la intercambiáramos. Pero el gol no llegó”, se lamenta ahora como aquella vez.
Un dato: en el arco del equipo rival estaba Guido Herrera, actual jugador de Talleres.
Para cerrar, Alejandro trae la remera que, según dice, más lo emociona. Se trata de la que usó Talleres cuando ascendió, con gol de su máximo ídolo, Pablo “Cholo” Guiñazú.
“Lo conocí en el partido despedida. Un tipo superhumilde. Tanto que él me abrazó y me agradeció a mí por ir a su último partido”, recuerda.
Aunque pasaron varios años, Alejandro dice que, a modo de agradecimiento, encargó un mural del jugador, que un artista local pintará en una pared de Luque.
