A fines de febrero de 2025, la noticia causó un alto impacto: Los Pumas y Nueva Zelanda vendrían en agosto a Córdoba para jugar por la primera fecha del Rugby Championship. La expectativa fue creciendo con el correr de los días y muchos se preguntaron si la visita de los All Blacks a la provincia era la primera de la historia. La respuesta es un no; “los hombres de negro” estuvieron en Córdoba hace 40 años (en realidad 39 años y nueve meses), dos antes de que se coronaran campeones del mundo en 1987, pero no jugaron ante el seleccionado argentino, sino ante Los Dogos, el combinado provincial.
El encuentro se jugó en la noche del martes 22 de octubre de 1985 en el entonces estadio Córdoba (hoy Mario Alberto Kempes), ante 10 mil personas (una muy buena cifra para el rugby de la época), el mismo escenario en el que, el 16 de agosto, Argentina recibirá al emblemático seleccionado neozelandés. Entonces, el elenco cordobés quedó en la historia como el primero en jugar un partido de rugby en la cancha principal del coloso cordobés y ante los All Blacks.
¿El resultado? El deportivo es anecdótico (72-9); el otro trascendió a través de los años: un equipo que construyó un vínculo y lo cultivó durante décadas, tanto que hoy el grupo de WhatsApp Los Dogos del ’80 sigue reuniéndolos más allá del deporte.
“Fue increíble. En ese momento, en Córdoba se veía mucho rugby, la gente iba mucho más de lo que va ahora a la cancha, pero aun así todo el mundo te preguntaba. Te subías a un taxi o al ‘bondi’ y salía el tema. La gente te preguntaba por este partido”, describió Daniel Tobal, capitán de aquel seleccionado cordobés, a La Voz, y contó qué tenía aquel representativo local: “Era un equipo medio armado para ese partido. Éramos jóvenes, con muchas ganas de ser parte de ese equipo y eso es lo más importante”.
Ese cotejo llegó en un momento muy especial. Por un lado, Nueva Zelanda comenzaba en Argentina una gira que iba a ser por Sudáfrica, pero se suspendió por el apartheid; por el otro, y más cercano, Córdoba vivía una situación política muy particular de peleas entre clubes. “Cuando jugaba uno, no participaban los de otros clubes y creo que eso también nos hizo más unidos y más fuertes porque sabíamos que la responsabilidad era mucha, que éramos jóvenes y estábamos poniendo la cara representando a todo el rugby de Córdoba”, comentó “el Tuerto”.
Aquel momento histórico para el rugby cordobés los marcó a todos. La mayoría de ellos sigue siendo parte de su club, como entrenadores, dirigentes o simplemente como aficionados al deporte, compartiendo y siendo parte.
Para ese partido, los integrantes del seleccionado de Córdoba se concentraron en un hotel en Villa Carlos Paz y Los Dogos quedaron en la historia como el primer equipo que le hizo un try a Nueva Zelanda en aquella gira. No era poca cosa para un grupo de jugadores que estaba acostumbrado a jugar en canchas de tierra y que, incluso, vivió como una gran novedad poder “pisar” el césped del estadio mundialista.
“Para mí, como amante del juego y de la cultura neozelandesa, ese partido era todo, pero además me habían dado la responsabilidad de ser capitán de un equipo joven. Tenía 23 años y creo que fue la primera vez que, aunque me daba vergüenza decirlo, tenía miedo. En la concentración en Carlos Paz, dormía con Javier Caminotti y le decía: ‘Parece raro, pero te juro que tengo miedo’, y él me respondía que al otro día se me iba a pasar, pero me cambió la cabeza cuando, hablando con el capitán de los All Black, Javier le cuenta que yo tenía miedo de jugar, y él le responde: ‘El día que yo no tenga miedo de entrar a una cancha, no voy a jugar más. El miedo es algo natural, el tema es cómo te relacionás con él. Quiere decir que te importa lo que vas a hacer’. Eso me quedó como enseñanza”, reflexionó el ex tercera línea, y varios de los exjugadores que formaron parte de ese equipo hicieron el gesto de asentir con la cabeza ante la reflexión.
Tobal reconoce que aquella situación le “cambió la cabeza” y que para todos ellos fue una oportunidad de mostrarse y de ver en qué nivel estaban respecto de un rival tan poderoso. La salida a la cancha fue intimidante por su sola presencia, y en el momento tradicional del haka (el rito que realiza el seleccionado de Nueva Zelanda en cada presentación) los cordobeses hicieron una ronda y se “encerraron” en sí mismos.
“Como entrenador, me llenó de orgullo; cuando fuimos al vestuario, yo no les hablé de un planteo táctico, técnico; les puse la pelota en el medio del vestuario y les dije que disfrutaran del partido, que quizá era la única vez en su vida que iban a jugar contra Nueva Zelanda, que a partir de acá empezábamos a gestar algo”, contó Renato Byleveld, quien integró el staff de entrenadores junto con Rubén Gigli y Nicolás Rizzo (ausente en dicho compromiso por problemas familiares).
Y agregó: “Les dije: ‘Juéguenlo con total libertad’; se me ocurrió eso y creo que para ellos todo fue realmente muy valioso. Le hicimos un try, que fue para pararse y aplaudirlo”.
Pararse y aplaudir a un grupo que trascendió a un partido de rugby y a la historia de este deporte en nuestra provincia.
El plantel completo
