En un domingo especial para el automovilismo argentino, Franco Colapinto logró completar su primera carrera oficial en la Fórmula 1 con el equipo Alpine. El joven piloto de Pilar finalizó en el puesto 16° en el Gran Premio de Emilia-Romaña, disputado en el tradicional circuito de Imola, tras una jornada exigente en lo técnico y en lo emocional.
La carrera no fue lineal: Colapinto llegó a ubicarse octavo en algunos pasajes del GP, pero también cayó al fondo del pelotón. Lo más valioso fue que, luego del accidente sufrido el sábado durante la clasificación, pudo completar todas las vueltas y entregó el auto en condiciones, cumpliendo con el objetivo principal trazado para su debut.
“El objetivo era terminar. Fue positivo el día de hoy”, aseguró el piloto en zona mixta, con gesto sereno. Consciente de que el aprendizaje en la categoría reina será progresivo, remarcó: “Seguramente en las próximas carreras voy a estar un poquito mejor. Hay que tomárselo con calma”.
Sobre su adaptación al monoplaza de Alpine, Colapinto se permitió una reflexión con tono distendido: “Es un auto muy diferente para manejar, distinto al Williams, que era a lo que estaba acostumbrado. Como les pasó a otros pilotos que cambiaron de equipo y se quejaron, así que yo también me puedo quejar un poco”, dijo entre risas.
En cuanto a la estrategia, explicó que el equipo apostó por un enfoque flexible: “Hicimos todo lo posible. Metimos una estrategia un poco distinta. La fuimos cambiando a lo largo de la carrera cuando vimos que la goma media me aguantaba un poquito más”. Sin embargo, reconoció una complicación al final: “Después, cuando puse los neumáticos duros me cagué un poco la vida. Un poco una lástima eso, pero creo que, dentro de todo, fue positivo”.
El paso de Colapinto por Imola dejó buenas sensaciones, tanto dentro como fuera de la pista. Fue un debut exigente, pero cumplido. Y para un piloto que está dando sus primeros pasos en la máxima categoría del automovilismo mundial, eso ya es mucho.