El Mundial 2026 ya está en marcha. Este viernes, en una pomposa ceremonia desarrollada en el Kennedy Center de Washington, el certamen ecuménico que se disputará en Estados Unidos, México y Canadá les puso nombre a los integrantes de cada uno de los grupos de esta edición ampliada a 48 equipos participantes.
La selección argentina, vigente campeona, estará en el Grupo J, junto con Argelia, Austria y Jordania. Este sábado se conocerán días, horarios y sedes de cada uno de los 72 partidos de la fase de grupos.
El equipo que dirige Lionel Scaloni fue uno de los cabezas de serie en el sorteo. Como favorita preasignada, la Albiceleste no podría cruzarse con potencias como España, Inglaterra o Francia sino hasta la final.
En relación con el grupo que le tocó, Scaloni se mostró más tranquilo en comparación con el sorteo anterior, señalando que las “cuentas” previas no siempre se cumplieron y que, para lograr el éxito, “hay que cruzarse a los mejores”. No obstante, su principal preocupación es que sus jugadores lleguen en buenas condiciones.

Devolución de la Copa y mensaje
Scaloni fue una de las figuras centrales de la ceremonia, al ingresar al escenario principal para entregar el trofeo que Argentina logró en Qatar 2022. Esta imagen fue altamente simbólica: el campeón defensor presentó formalmente la Copa del Mundo.
Sobre el desafío que viene, el entrenador albiceleste sentenció: “Lo intentaremos de nuevo en la Copa del Mundo”. E hizo hincapié en la necesidad de “seguir compitiendo y no dar nunca nada por perdido”. Además, enfatizó: “Seguimos batallando como si no hubiésemos ganado nada”.
El análisis de los rivales
Al referirse a los equipos que conforman el Grupo J, Scaloni ofreció una breve evaluación en la que instó a no subestimar a nadie. Sobre Argelia, el argentino manifestó su conocimiento del entrenador, a quien describió como “muy bueno”, y destacó que Argelia es una “muy buena selección, que nutre a Francia y a otros países”.
En cuanto a Austria, mencionó que el equipo “hizo una gran eliminatoria”. Respecto de Jordania, admitió que es un equipo “desconocido”, pero advirtió que “no hay que dar nada por descontado”.
Show, celebridades y tensión
El sorteo se llevó a cabo en un ambiente cargado de celebridades y de dirigentes, en medio de los estrictos controles de seguridad del Servicio Secreto. Estrellas retiradas de otros deportes, como Tom Brady, de la NFL; Shaquille O’Neal, de la NBA; Wayne Gretzky de la NHL, y el beisbolista Aaron Judge participaron del sorteo.
Los líderes de las naciones anfitrionas, Donald Trump (EE.UU.), Claudia Sheinbaum (México) y Mark Carney (Canadá), fueron protagonistas de la gala. Sin embargo, la tensión entre estos mandatarios generó especulaciones hasta último momento. La controversia también se amplió por el conflicto diplomático entre Estados Unidos y Venezuela, y por los vínculos de Trump con Vladimir Putin, cuyo país, Rusia, sigue sancionado por la Fifa.
Fifa, Trump y geopolítica
La política se impuso sobre el deporte cuando la Fifa otorgó su primer Premio de la Paz a Donald Trump. La distinción, de reciente creación, busca destacar los “enormes esfuerzos de aquellas personas que unen a los pueblos y aportan esperanza a las generaciones futuras”.
El presidente de la Fifa, Gianni Infantino, encabezó la entrega, en la que Trump recibió un gran trofeo dorado y una medalla conmemorativa. Infantino elogió la “acción extraordinaria” de Trump para promover la paz en zonas críticas del mundo, incluyendo Gaza, el sudeste asiático, África y Ucrania. Trump calificó el galardón como “uno de los mayores honores” de su vida, aunque afirmó que su prioridad es “salvar vidas”.
Esto fue otra demostración de que la Fifa, más que una institución deportiva, opera bajo una lógica empresarial y de Estado moderno que controla ingresos multimillonarios y que ya posee más poder político y económico que muchos países soberanos.




























