Claudio “Chiqui” Tapia no transita el mejor final de año. El presidente de la AFA quedó en el centro de la escena por dos frentes: las críticas que generó el título otorgado a Rosario Central y el avance de la causa federal “Sur Finanzas”, en la que se investigan presuntas maniobras de lavado de dinero y que derivó en múltiples allanamientos en la sede de la AFA y en 18 clubes del país.
Aun en ese contexto de máxima tensión institucional, Tapia continúa con su agenda oficial.
Tapia en la fiesta de fin de año de la UADA
Y una de las actividades que había mantenido en pie fue su presencia en la fiesta de fin de año de la UADA (Unión de Árbitros Deportivos Argentinos), organización con sede en Rosario que nuclea a cerca de 200 árbitros profesionales del interior del país, entre ellos figuras internacionales como Facundo Tello, Andrés Merlos, Darío Herrera, Fernando Espinoza y Pablo Echavarría, además de asistentes FIFA como Gabriel Chade, Pablo González, Facundo Rodríguez, José Savorani y Cristian Navarro.
El arbitraje argentino vivió un 2025 cargado de polémicas, con quejas recurrentes de clubes y sospechas de favoritismos que agitaron el clima futbolero.
Aun así, Tapia eligió mostrarse cerca de los jueces en uno de los momentos más sensibles para la conducción de la AFA.
Durante el evento, encabezado por los ex árbitros Sergio Pezzotta y Juan Pablo Pompei, el presidente de la AFA felicitó al cuerpo arbitral y luego publicó un mensaje en redes sociales con tono de respaldo y reconocimiento.
“Quiero agradecer a Sergio Pezzotta, a Juan Pablo Pompei y a las autoridades de la UADA por invitarme a compartir esta noche tan especial junto a los árbitros y árbitras del fútbol argentino. Orgulloso del trabajo que realizan día a día y del crecimiento de cada uno de ustedes. Felicitaciones por el gran 2025 que han tenido tanto a nivel nacional como internacional; y muchos éxitos para el 2026. ¡Ha sido un gran evento de fin de año!”, escribió.
La aparición pública de Tapia llega en un momento en el que la AFA afronta cuestionamientos internos y externos.
Su presencia en Rosario, rodeado de los principales árbitros del país, fue leída como un gesto político claro: apoyo al gremio arbitral y continuidad de su actividad institucional pese a la fuerte presión que atraviesa su gestión.
