Talleres perdió el clásico contra Instituto y lo hizo en simetría con todo lo que hizo mal durante todo el torneo. Tuvo el partido en la mano para ganarlo y lo dejó pasar, amagó con quedarse con todo y se quedó sin nada, se quedó a media agua entre ser y no ser. Y su hinchada volvió a explotar, como lo hizo en la caída contra Vélez, con un “que se vayan todos, que no quede uno solo”, que sonó más lacerante que nunca.
Pero antes de que eso sucediera, hubo un partido en el que Pablo Guiñazú decidió apostar fuerte y sacar a Emanuel Reynoso de entre los titulares, con la idea de que con la inclusión de Marcos Portillo en su lugar propender a un juego más directo y quizá menos elaborado, sin dejar de proyectar en velocidad a Rick y Depietri por las bandas.
Y así llegó el gol a los 13m, tras una escapada del extremo brasileño por izquierda, con un centro largo que llegó a Girotti en el otro costado. El delantero lo vio llegar solo por el medio a Matias Galarza, después de que Portilla limpiara su llegada, controló y el fuerte remate cruzado del volante central se le coló abajo a Roffo.
La “T” ,que había arrancado más punzante y decidido que la Gloria, hizo bien lo que debía: abrir el marcador rápido y trasladarle toda la responsabilidad al equipo del “Gato” Oldrá. Pero lo que no podía prever el entrenador albirrojo fue la irresponsabilidad de Matías Godoy, quien 10 minutos después, amonestado, le tiró un planchazo descalificador al Sicario Portillo, recibió la segunda amarilla y dejó a su equipo con 10.
Con esa ayuda inestimable, el control de la pelota y lo espacios se le facilitó a la “T”.Fue creciendo la figura de Galarza en la administración y cerca de él la de Portilla en la recuperación, con desplazamientos rápidos y más punzantes hacia delante de Depietri y Rick.
Pero a los 42m, una desconcentración entre Portillo y Rick le permitió a Luna embestir y con un fuerte remate cruzado vencer a Herrera. Inesperadamente, y merced al error imprevisible que Talleres siempre presenta, la Gloria se puso nuevamente en partido.
El arranque del ST hubo sorpresas: encontró a todos sorprendidos por los ingresos de Javier Burrai por Guido Herrera, Juan Rodríguez por “Santi” Fernández y Sebastián Palacios por Rick, presumiblemente por lesiones. Cómo iban a repercutir esas variantes en el funcionamiento del equipo, era toda una incógnita. Y también si con cuatro jugadores amonestados - Navarro, Galarza, Portilla, Depietri- la “T” se podía enfrentar a la contingencia de también quedarse con uno menos.
Y fue lo que finalmente sucedió: a los 15m Depietri le metió un codazo a Luna y a las duchas. Diez contra diez y final abierto, incierto, para uno u otro, con ambos al límite del abismo. Para el que arriesgara más o se equivocara menos.
Talleres, ya con Reynoso en la cancha por Portilla, pareció acomodarse mejor, aunque sin que Burrai dejara de sufrir en cada contra albirroja. El juego se hizo de toma y daca, hasta que a los 35m Puebla, con un remate de afuera que se desvió en una pierna, descolocó a Burrai y le puso el cierre a un torneo paupérrimo y, que afortunadamente para sus hinchas, desde este sábado comienza a pasar a la historia.
