La movida de Carlos Tevez de cambiar el sistema de juego no funcionó. Fue el principal análisis que dejó la derrota 1 a 0 ante Lanús, por la cuarta fecha del Torneo Clausura.
Talleres tardó 25 minutos en acomodarse al nuevo dibujo con cinco atrás, que se convertía en línea de 3 con Rodriguez de último y Catalán y Guth de stopers cuando el equipo atacaba, soltando a Schott y Navarro por los laterales.
Fue el lapso en el que ni Portillla ni Galarza podían encontrar el primer pase en el medio y perdían ante la presión de los volantes granates, en particular de Cardozo y Salvio. Y así Herrera salvó su arco tres veces, ante remates de Aquino, Salvio y Castillo, esta última la más clara, tras un primer error de marca de Guth.
Después la “T”, sin demasiado juego por la falta de un enlace, comenzó a presionar la salida del Granate, se soltó más Depietri por las bandas y por medio de un cabezazo de Guth, una llegada franca de Schott y una muy clara de Depietri tras una buena contra de Girotti, sucesivamente, quedó a punto de abrir el marcador, pero Losada impidió las tres.
Y sobre el final, en un partido cerrado y sin un dueño claro, a los 45m, un segundo error de Guth, quien se complicó al resolver un pelotazo largo de contra para Castillo, permitió que el punta granate quedara mano a mano con Herrera y lo venciera.
Ya en el complemento, después de un susto inicial a los 9m -frentazo de Castillo que dio en el travesaño- , Tevez decidió volver a la línea de cuatro tradicional del equipo mandando a la cancha al colombiano Luis Angulo por Catalán, sumando más gente al ataque con la intención de conseguir el empate. Una prueba de que el ensayo táctico que intentó no rindió los frutos que esperaba.
Sacó a Rick para para que entrara Sequeira y para que el equipo encontrara el juego que le faltaba. Y a los 25m tiró toda la carne en el asador sacándolo a Girotti para que ingresara Nahuel Busto, pero el equipo siguió mostrándose a media agua entre lo que quería insinuar y lo que efectivamente mostraba.
Talleres mejoró y tuvo un par de chances para empatar, pero se quedó en el amague. Tuvo una posesión inofensiva del balón y casi no pateó al arco, pese a una postura más ofensiva con los ingresos de Luis Miguel Angulo y Nahuel Bustos. Y cuando logró hacerlo, se encontró con la buena respuesta de Losada.
Quedó la sensación de que frente a un equipo como Lanús, resentido por las bajas y en un partido en el que debía al menos sumar un punto -nunca perder- Tevez siguió probando, con buenas intenciones, pero sin encontrar el equipo ni el funcionamiento que pretende.
Jugar con cinco atrás o tres cuando el equipo atacaba, no se reveló como una movida que repercutiera en una mejora futbolística sensible de un equipo que sigue padeciendo de la falta de gol, un déficit que permanece por la falta de alternativas en su plantel.