Luego del despliege de bengalas y fuegos artificiales en el clásico con Instituto, en el Kempes, se esperaba qué iba a hacer la hinchada de Belgrano para recibir a su equipo antes del partido con Barracas Central, por la fecha 23 dela Liga Profesional.
Y lo que se vio fue un recibimiento con luces led. El estadio se apagó por completo y sólo esas luces despedidas por los teléfonos móviles iluminaron el cielo del Gigante de Alberdi. Otra vez, la gente de Belgrano desplegó su creatividad.
Es que no podían desplegarse banderas, lo que le dio al partido una escenografía rara y extraña para un partido habitual en un estadio de Córdoba.
Luego del despliege de bengalas y fuegos artificiales en el clásico con Instituto, en el Kempes, se esperaba qué iba a hacer la hinchada de Belgrano para recibir a su equipo antes del partido con Barracas Central, por la fecha 23 dela Liga Profesional.
Y lo que se vio fue un recibimiento con luces led celestes. El estadio se apagó por completo y sólo esas luces despedidas por los teléfonos móviles iluminaron el cielo del Gigante de Alberdi. Otra vez, la gente de Belgrano desplegó su creatividad entregando stickers a la gente en cada acceso al estadio.
Es que no podían desplegarse banderas, lo que le dio al partido una escenografía rara y extraña para un partido habitual en un estadio de Córdoba.
Y también se esperaba lo del clásico Minuto 68, que suele tener un intenso show de fuegos artificiales. Esta vez, fue similar a la del recibimiento: luces celestes y sin la euforia habitual. Es que justo el equipo estaba 0-2. Es que justo el equipo jugó uno de sus peores partidos del año y perdió con Barracas Central. El Belgrano que venía invicto en casa en 2023 no pudo seguir de racha de local. Toda una preocupación para la recta final de la Liga Profesional. Hubo insultos al árbitro Pablo Dovalo y un malhumor generalizado por un partido en el que a los vestidos de celestes le salió todo mal.
Fue llamativo el malhumor generalizado que se vivió en el partido. El árbitro, claro, estuvo en el centro de la escena y en la mira de la 35 mil personas que coparon el Gigante. Esa sensación de que a Barracas lo beneficiaba el referí por ser el equipo de Claudio Tapia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, estuvo flotando en el ambiente. En la gente. En la dirigencia, al menos en la previa, no se notó. El presidente Luis Fabián Artime se saludó en el palco con la dirigencia de Barracas Central y hasta posaron para una foto intercambiando camisetas.
En definitiva, el arbitraje no fue determinante.
Y la gente fue a ver al otro Belgrano, el Belgrano del Gigante de Alberdi, el Belgrano que tenía un andar triunfante y poderoso.
El que en Primera había vencido 2-0 a Huracán, 1-0 a Newell’s, 1-0 a Atlético Tucumán, había empatado 1-1 con Talleres, y se había impuesto 2-0 a Vélez y 3-1 a Banfield. Ese Belgrano ayer no se vio.
