Santiago Fernández se ha convertido en noticia por estas horas. Carlos Tevez, el DT de Talleres, llamó a Diego Placente para que, esta vez, no convocara al pibe para el seleccionado Sub 20. Argentina se prepara para jugar el Mundial de la categoría en Chile a partir del 27 de septiembre y en un grupo fuerte con rivales como Italia, Australia (subcampeón anterior) y Cuba. Tres rivales que de todos modos no son los más complejos.
“Santi” seguirá practicando con Talleres, ya que será uno de los titulares ante Lanús, mientras que Matías Gómez y Santino Barbi fueron cedidos por la “T”, sin objeciones. Durante varios años, el objetivo de la “T” fue tener jugadores en selecciones juveniles y mayores, fueran argentinas o no. El criterio de cesión era indiscutible. La prioridad siempre fue para los cuadros albicelestes.
Sin embargo, el caso de Santiago Fernández debe tomarse con una excepción a la regla o directamente como un antes y un después a la hora de administrar prioridades para Talleres. Para él ya lo fue. El pibe ha jugado 16 partidos, de los cuales fue titular en 15 y en el restante jugó siete minutos. El pibe aprovechó la oportunidad que le dio Alexander Medina, quien lo llamaba “el Mariscal”, ante las lesiones frecuentes que tenía Juan Rodríguez, y formó la zaga con Juan Carlos Portillo.
Le tocó tallar en el peor Talleres posible: el que, después de ganar la Supercopa Internacional ante River, fue eliminado sucesivamente de Copa Argentina, del Apertura y de la Libertadores y que arrancó perdiendo en el Clausura, permaneciendo en zona de descenso directo y con entrenadores que se fueron yendo, como Medina, los interinos Pablo Guiñazú y Mariano Levisman y hasta Diego Cocca. La gente tuvo paciencia hasta donde pudo y otros directamente la perdieron, lo que generó un clima adverso.
Con más aciertos que errores (propios de la edad), “Santi” renació en el Mundo Talleres y no salió más. Se lo ganó. Los que se movieron fueron sus acompañantes. Rodríguez volvió antes que Catalán –aún no pudo jugar tras la lesión de septiembre de 2024– y Cardona directamente tuvo que irse. Ahora llegó un internacional como Palomino... “¿Quién se salva en este semestre? Fernández..., Schott, por la entrega...“, supo decir el presidente Andrés Fassi en conferencia.
Más allá de las palabras, los hechos fueron importantes. Fernández ganó primero la lucha contra sí mismo. Había sido subido a primera en 2023 por Gandolfi y, luego, bajó a reserva. ¿Qué seguía después? La salida. Como Tomás Palacios (apenas alcanzó a debutar) o Sheyko Studder, que ni siquiera tuvo su estreno en la “T”. “Santi” aprovechó y demostró. Es un central con juego (tuvo un pasado en posiciones ofensivas en Banda Norte), como hace mucho no se veía en Talleres.
Fue difícil, pero más lo será mantenerse. Lo obligan la gestión de Tevez ante Placente, la camiseta que tiene puesta y el objetivo de Talleres de recuperar el protagonismo. Para adentro, también tiene que ser un espejo. “Rompió una puerta desde que había bajado a reserva. Si él pudo, ¿por qué no otros?”, dijo Pablo Guiñazú, en el pódcast Mundo Albiazul, quien también lo respaldó.
Vendrán otros desafíos y el tironeo de la selección, casi seguro. Tendrá que seguir creciendo. Fernández lo sabe.