El micrófono de la TV oficial había ido rápido a la búsqueda de Ramón Sosa, a segundos de haber concluido una de sus actuaciones más gravitantes desde que llegó a Talleres. Había asistido a Nahuel Bustos en el 1-0 y había hecho los otros dos, uno de ellos de penal, ante un Gimnasia LP que comparte la propiedad con el club de barrio Jardín, el fichaje más caro del “mercado de su historia”.
Y Ramón no se complicó. “¿Si soy ‘MSosa’ por Mbappé? Es un jugador diferente. Yo trato de hacer lo mío. Hicimos un gran trabajo”, comentó el paraguayo de 23 años, por el que la “T” se hizo de la mitad de su ficha por 2.300.000 de dólares.
Luego, a Sosa le preguntaron por los insultos de los hinchas de Gimnasia LP, y volvió a responder simple. “Me recriminaron que grité el gol, pero yo pedí perdón. Arrancamos bien. Fuimos subcampeones en el torneo anterior. Es un club muy grande”, cerró el paraguayo y se fue.
Detrás de sí, había hecho un desastre.
Abrazo y reconocimiento para Sosa en Talleres
La actuación de Sosa tuvo un contexto difícil. De aquel cuarteto fantástico que formaron con Michael Santos, Diego Valoyes (ambos vendidos) y Rodrigo Garro (lesión) solo había quedado él. Quienes serían sus socios. ¿Valentín Depietri lo iba a habilitar? ¿”NB10″ podría definir de una como “Pelo”? ¿Gandolfi lo cruzaría de banda para que Luis Angulo fuera por izquierda?
Esas preguntas se resolvieron rápidamente. Sosa lo hizo. Con otros intérpretes y el apuro de los rivales. Juan Carlos Portillo sacó el lateral, Morales quiso anticipar y allá fue. Como Barros Schelotto, solamente le vio el número 24 que lleva en la camiseta. El jugador de la selección paraguaya, llegó al área y asistió a Bustos para convirtiera. Pasó, una, dos y hasta tres veces, pero Sosa falló.
Luego, pidió el penal para anotar el 2-0 y finalmente, David Romero lo habilitó para que anotara su segundo tanto abriendo el pie derecho para dejar fuera de acción a Tomás Durso.
Vino el abrazo de sus compañeros y de los rivales. Varios habían sido compañeros y lo iban a soñar. Otros como Guillermo Enrique le pidió la camiseta. El DT “Chirola” Romero también lo vino a buscar. “¿No te querés volver al Lobo?”, dicen que le habría dicho.
Por izquierda o por derecha, vertical o en diagonal, el paraguayo volvió a ser imparable.
La decisión de Fassi
Gimnasia lo extraña, lo quisieron porque lo sufrieron Boca (fue imparable para Figal, Advíncula y Fabra) y River (Enzo Pérez le erró al patadón cuando le tiró el autopase del 1-0 parcial), pero lo siguen disfrutando Talleres y la selección de Paraguay. La decisión del presidente Andrés Fassi fue vender a Valoyes y a Santos, pero declaró intransferible al delantero.
Sosa transita por el mismo proceso por el que ya pasaron jugadores como Garro, el mencionado Diego Valoyes más allá Piero Hincapié y Facundo Medina. Necesitan fortalecer su cuerpo, aumentar la masa muscular, para soportar mejor los golpes, los roces y el cuerpo a cuerpo. Es uno de los jugadores que más faltas recibe y, a veces, como sucedió con Godoy Cruz, una paralítica lo puede sacar de la cancha a poco de iniciado el juego.
En lo colectivo, Talleres se quedó sin Valoyes (mejor asistidor) y Santos (el goleador), pero no podía desprenderse de Sosa y de Garro si es que quiere mantener el protagonismo para volver a ser internacional en 2024. O ganar un título. Quizás la venta deba esperar. Como la de Villagra o la de Catalán.
Además, se inician las eliminatorias y Sosa volverá a ser convocado por Paraguay. Ya cumplió la suspensión y esta vez podrá jugar en el equipo que conduce Guillermo Barros Schelotto.
Mientras tanto, Talleres corre y vuela con Sosa.
