La venta de Julián Vignolo al Toulouse no solo quedará en los libros como la transferencia más importante en la historia de Racing de Nueva Italia. Será también un punto de inflexión: el momento en que un club tantas veces sostenido a pulmón empieza a imaginar un futuro con cimientos más firmes.
Son alrededor de U$S 815 mil los que ingresarán a las arcas de la Academia. Una cifra que, comparada con lo que mueven los gigantes del fútbol argentino, puede sonar modesta, pero que en Nueva Italia significa esperanza, planificación y obra concreta.
Con ese dinero, la dirigencia encabezada por Manuel Pérez apunta a un abanico de mejoras tanto en el predio René Gorreta como en el Miguel Sancho.
El estadio es la obsesión inmediata. La tribuna que da a la calle Quevedo podría transformarse con la colocación de butacas y la eliminación de los alambrados, como ya hizo Instituto en la preferencial Diego Klimowicz.

“La idea es mejorar la visión y también avanzar con palcos en la platea. Esas dos serían las obras más importantes en el Sancho”, explicó Pérez a La Voz. En ese plan, la popular del medio pasaría a convertirse en una especie de platea, un salto de calidad impensado años atrás para un Racing que solía preocuparse más por sobrevivir que por modernizarse.
El predio René Gorreta, en tanto, refleja con claridad el esfuerzo silencioso de cada día. Allí ya se inauguraron luces para el fútbol femenino en la cancha N° 4, se construyen vestuarios que serán usados por la primera local y por el femenino, se levantó un salón de 75 metros para las comidas de inferiores y los desayunos del plantel profesional, y se habilitó una cocina propia para que los chicos coman en el club.

También se sumarán oficinas para cuerpo técnico y dirigencia, un depósito de maquinarias (se compraron cinco para resiembras) y se mejorará el ingreso con cordones nuevos, con la idea de adoquinarlo a futuro.
La obra más ambiciosa en el Gorreta, sin embargo, será la colocación de césped sintético en la cancha N° 4. Un salto clave para aliviar el uso diario, multiplicar la actividad y darle lugar a la gran cantidad de chicos y chicas que hoy encuentran un espacio cada vez más limitado.
Porque con apenas cuatro canchas en funcionamiento, Racing reconoce que necesitaría al menos 12, y por eso no descarta adquirir más terrenos para ampliar el predio o mudarse a otro sitio.

En carpeta también aparecen la colocación de luces en la cancha N° 3, un sistema de riego, pequeñas tribunas en la N° 2 para jugar allí en Liga Cordobesa (con capacidad para unas 200 personas cada una) y hasta un lavadero dentro del predio para centralizar la ropa del club. Obras que no brillan en la foto grande, pero que son vitales para la vida cotidiana.
Todo esto ocurre sin inversores externos ni sponsors millonarios. Ocurre porque Racing hace lo que siempre hizo: crecer a pulmón, con trabajo, ingenio y sacrificio.
Quizá por eso lo que emociona no es solo la foto final del estadio con butacas nuevas o del predio con más canchas. Lo que conmueve de verdad es ese recorrido lleno de obstáculos en el que un club, sostenido por la terquedad de su gente, decide que el futuro también puede ser suyo.