Central Córdoba abrió este lunes un nuevo capítulo con la presentación oficial de Lucas Pusineri como entrenador del plantel profesional. El acto se llevó a cabo en el estadio Alfredo Terrera, donde el DT firmó contrato por una temporada —con opción— y estuvo acompañado por su familia, por miembros de su cuerpo técnico y por el presidente José Alfano.
Desde el primer minuto, el bonaerense dejó en claro cuál será su hoja de ruta: sostener la competitividad alcanzada y profundizar el camino que llevó al club a vivir sus mejores años.
En su primera conferencia, Pusineri se apoyó en el legado de Omar De Felippe para explicar el punto de partida. “Vengo a seguir con una obra que ha sido muy positiva. Central Córdoba cosechó competitividad, un título y la posibilidad histórica de jugar la Copa Libertadores. Todo eso hay que potenciarlo”, afirmó, marcando el doble desafío que lo espera: respetar un ADN que mostró resultados y, a la vez, seguir elevando la vara.
El nuevo entrenador también subrayó un aspecto que considera determinante para el futuro inmediato: conocer el plantel en profundidad para definir quién continúa y quién puede aportar un salto de calidad. “Me gusta empaparme de la realidad del club, saber quién quiere quedarse y quién puede darnos un salto de calidad”, explicó.
En ese sentido, reforzó una idea que buscará consolidar desde el primer día: la importancia del sentido de pertenencia. “Si los jugadores nacidos en el club muestran rendimiento, tendrán su oportunidad. A mí me gusta que el chico del club tenga espacio”, remarcó. El mensaje fue recibido con atención por la dirigencia y por los futbolistas de divisiones formativas, que vieron en sus palabras una puerta abierta para competir.
La herencia que recibe no es menor. Central Córdoba viene de conquistar la Copa Argentina en 2024 y disputar por primera vez torneos internacionales, un crecimiento que elevó las expectativas de hinchas y dirigentes. Pusineri sabe que ese piso será, ahora, la medida de cualquier evaluación futura.
Su llegada se produce tras su segundo ciclo en Atlético Tucumán, donde dirigió 28 partidos y sumó 34 puntos, con 10 victorias, cuatro empates y 14 derrotas. Dejó al “Decano” entre los ocho clasificados cuando restaban dos fechas de la fase regular y aportó puntos clave en la pelea por la permanencia.
Con el inicio de la pretemporada a la vuelta de la esquina, el nuevo entrenador ya empezó a construir su propio mapa. El objetivo, según él mismo lo expresó, será claro y concreto: mantener al Ferro competitivo, protagonista y en continuidad con su mejor versión. La obra ya está en marcha.
