Las desviaciones del VAR
Las razones de los problemas con el VAR en el fútbol argentino comenzaron finalmente a desvelarse luego de que convalidara el primer gol con el que Gimnasia y Esgrima La Plata venció a Barracas por los cuartos de final del Torneo Clausura. Se advirtió el trazado de una línea azul que, de manera evidente, no corría en paralelo con la línea frontal del área grande (algo fundamental para determinar un fuera de juego), sino que se separaba progresivamente de la raya de cal siguiendo una trayectoria propia en un ángulo de 16 grados.
Consultado sobre este fenómeno, Carlos Rombo, miembro de número de la Academia Iberoamericana de Geometría y autor del best seller Tribulaciones de un poliedro, asegura que quienes operan el VAR tienen serias limitaciones en geometría, lo que les impide, entre otras cosas, trazar paralelas, es decir, líneas rectas en un mismo plano siempre equidistantes entre sí. “En el primer gol de Gimnasia, si la línea azul se extiende imaginariamente, termina uniéndose con la de cal a cinco cuadras de la cancha de Barracas; y si ambas se prolongan por el otro extremo a lo largo de la geografía argentina, una termina en la isla Martín García y la otra en el cerro Aconcagua”, aseguró el prestigioso geómetra. “En lugar de dos paralelas, los del VAR crearon un triángulo isósceles de alcance nacional”, agregó.
De esta forma, y con la implacable intervención de la ciencia, quedó desechada la hipótesis que se hizo correr en un principio, según la cual el campo de juego de Barracas no era un rectángulo como manda el reglamento, sino, en el mejor de los casos, un paralelogramo e incluso un rombo que impedía un correcto funcionamiento del VAR. Esta versión también fue refutada por allegados al club, que, a través de fotos satelitales, demostraron no solo que la cancha del Fabián Tapia Arena es un rectángulo perfecto, sino que las líneas de cal frontales de las áreas están en línea con los paralelos y meridianos que cruzan el país. “Las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos están alineadas con las estrellas del cinturón de Orión, y el estadio Tapia con el lucero del alba y el paralelo 35”, comparó un integrante de la barra brava del Guapo.
Si bien se desconoce quién pudo haber echado a rodar que la cancha de Barracas estaba en falsa escuadra, algunos apuntan al reputado profeta futbolístico Caruso Lombardi, quien había sentenciado que pasaba el Guapo a la final y que, con el supuesto argumento de la falla topográfica, zafaba de las burlas de sus detractores y mantenía la fe en sus creyentes.
Premio Fifa de la Paz
En sintonía con la cuestionada Copa de la Liga producida y entregada por la AFA a Rosario Central fuera de programa, la Fifa también fabricó un trofeo sorpresa para la ceremonia de sorteo del Mundial 2026, ayer en Washington. Se trató nada menos que del Premio Fifa de la Paz, galardón que fue entregado por Gianni Infantino al anfitrión Donald Trump en calidad de ofrenda faraónica y para consolarlo por no haber recibido el Nobel de la Paz debido a la reconocida arbitrariedad de los noruegos.
En realidad, los noruegos, que comen bacalao pero no piedras, parecen no querer volver al tema que tuvieron con Obama, al que le dieron el Nobel de la Paz y, al poco tiempo, el galardonado estrenó la distinción bombardeando meticulosamente países como Afganistán, Pakistán, Yemen, Somalia y Libia, entre otros. Pero la Fifa parece no tener inconvenientes con el belicismo estadounidense y, según un vocero, su única preocupación es entregarle el premio antes de que Trump invada Venezuela o hunda un catamarán con turistas de la tercera edad en el Caribe, acusándolos de “narcojubilados”.
Por las dudas, el presidente de la AFA, Claudio Tapia, aplaudió efusivamente la entrega, pero puso cara de “en esto no tuve nada que ver”, sin duda recordando el revuelo que generó la copa que pergeñó para el Canalla. Más allá de que muchos de los que fustigaron y fustigan el trofeo de Tapia seguramente no se van a animar a criticar el de Infantino porque lo recibió Trump (y no Gonzalo Belloso), lo cierto es que la magnitud de la premiación de Fifa hace muchísimo ruido a nivel internacional.
“Al lado de esto que armó Infantino, la copa que le dimos a Central es un souvenir de primera comunión o un cotillón de casamiento”, reflexionó un dirigente del ascenso que se coló en la delegación que viajó a Washington y que no podía disimular el frío que reina en la capital norteña porque estaba en bermudas (le informaron mal que la cosa era en Miami).
Lentamente, el fútbol ingresa en el mágico e impredecible mundo de los premios sorpresa y, a partir de ahora, todo puede ser posible en materia de trofeos y distinciones.
