Es difícil ver a Pablo Horacio Guiñazú fuera del Mundo Talleres. “De corto”, le dio lo que a ningún club: jugó hasta los 40 años siendo de los mejores “5”, determinó el paso de la Primera Nacional a Primera en 2016 y quedó en el bronce porque la “T” había dejado la categoría en 2004.
De largo, tuvo una breve experiencia como alterno de Alexander Medina en 2021 y volvió como director deportivo en 2024 hasta convertirse en DT del primer equipo en un interinato de siete partidos e irse, directamente, del club.
En diálogo con La Voz, abordó todas esas experiencias, sobre todo la de su función de director técnico, la que está listo para volver a desempeñar junto con un nuevo cuerpo técnico integrado por Deivis Barone (exjugador de Instituto), Cristian Tossolini (ex-Talleres) y Nicolás Gandino (PF del fútbol de Uruguay).
“Los tiempos son de mi familia. Disfruto. Dejé de jugar al fútbol. Fue muy difícil ese posretiro, y lo digo siempre. Pero yo tuve la suerte de tener la familia siempre cerca. A mi mujer Erika, a los chicos. A Lucas lo vimos debutar como profesional en Libertad de Paraguay. Fue una satisfacción. Como fue una alegría muy grande cuando fui DT de Talleres y estaba en el banco de Libertad por Libertadores. A Matías lo apuntalamos con su emprendimiento del beach tenis en zona sur. Me tomé el tiempo para decidir mi futuro”, sostuvo “el Cholo”, quien se vino a La Voz para estar en Mundo Albiazul, el pódcast dedicado a la realidad de Talleres", arrancó Guiñazú.
-¿Y es...?
-Mi decisión es la de ser entrenador. Soy tan bendecido que tuve la suerte de haber tenido una experiencia como entrenador, después Talleres me invitó a trabajar en una posición que, en el fútbol argentino, todavía no tiene el título catalogado de director deportivo, como en otros países. Aprendí otras cosas realmente muy buenas. Otra mirada. Tengo la bendición de hoy, con 46 años, con todo lo que pasé en el posretiro, no tengo dudas. Y la convicción es tan grande... quería armar mi cuerpo técnico y hacer carrera como entrenador, en un mundo difícil, complicado, pero es lo que realmente me llena y me da felicidad.
Ser el director deportivo de Talleres
–Te retiraste en Talleres en 2019 tras la eliminación con Palestino de Chile y volviste con el programa de ADN Albiazul con Walter Ribonetto como DT, Mauricio Caranta de alterno, y vos de director deportivo. Luego fuiste DT y te fuiste del club. ¿Cómo fue cada etapa?
–Agradezco al club, en especial a Fassi, a Gerardo Moyano y a toda la gente. Cuando te retirás, muchos te dicen: “Acá tenés las puertas abiertas”. El único club que me invitó y me dio trabajo fue Talleres. Lógicamente acepté. Pero dije: “Tengo que aprender mucho”, porque es una función de ser director deportivo. Yo soy una persona muy honesta y digo: “Che, yo no estoy preparado para ser director deportivo” . Lógicamente, entrar en un club en el que funcionan muy bien las cosas fue como ir aprendiendo a pasos la función y ejercerla. Fue algo espectacular, pero en el interior me decía: “¿Qué me apasiona? ¿Qué no?”. Arrancamos con “Tino” Ribonetto, Caranta. Fue un cuerpo técnico de gente maravillosa. Tras su salida, vino Medina con un cuerpo técnico más Román y el profe Bruno Militano. Fue una alegría muy grande estar acompañándolo en el día a día, seguir aprendiendo de ellos porque la función te permite eso. Cuando el club decide que no iban a seguir más, fue un momento muy complicado a nivel personal.
–Se entiende.
–Era la persona con la que uno estaba en el día a día. Viendo y opinando. Porque te dejaban opinar, a veces, de partidos. De cosas, pero bien futbolero. Con el máximo respeto, porque son el cuerpo técnico. De una hora para otra, pasar a asumir el rol de entrenador, donde estaba Alexander, fue realmente muy complicado. Se los comenté a los jugadores y al grupo del staff de la institución, pero como yo le dije a Andrés en la cara: “Yo soy del club. Si a ustedes les parece que uno puede ayudar en el rol, por más que sea solo y con el cuerpo técnico institucional, yo soy del club, me debo al club”. Lo hice de corazón, pero no de burro. Porque si el club lo necesitaba, uno tiene que estar. Soy de las personas que iban a estar a disposición. Entonces fue muy complicado hacer el clic rápido. De abrazar una persona y despedirla a poder llamarlo y explicar. Porque no es fácil después seguir el camino. Lo pasé bien, la verdad; y ellos, maravillosamente bien para conmigo, extraordinarios. Les tengo un cariño muy grande y ellos lo saben. Asumimos ese papel tratando de ayudar a los jugadores, al grupo al club. Fueron siete partidos hasta el clásico.
–Antes de eso, ¿te entendió “el Cacique” Medina?
–Estuve hablando con él. Nos pudimos abrazar y saludar porque fue de un momento para otro también. Hasta fue cómico porque a Andrés, planeando el partido con Gimnasia LP, le digo: “Pero si todavía no lo saludé al ‘Cacique’”. Digo... en esa vorágine de cómo es Andrés. Fueron momentos que interiormente me sirvieron como ser humano. Me hicieron más fuerte entre el dolor y una sensación rara y extraña. Colocarse a disposición para intentar ayudar. Le agradezco a Mariano Levisman, que había sido el entrenador contra Estudiantes LP, la vez que se fue Ribonetto, hasta que agarró. Esta vez, Andrés lo llamó. Le dijeron que me acompañara. Él aceptó también en pos del club y sumamos al “Tata” Ruiz. Entonces no era fácil seguir el día a día y tratar de levantar a los muchachos. Fue un aprendizaje de vida, muy grande.
DT “Cholo”
–Primero, dijiste: “Al sueter y al jean no vuelvo más”. Honestamente, pensábamos que hoy, por ejemplo, podrías estar sentado acá siendo el entrenador más allá de los sietes partidos. ¿Qué te pasó realmente? ¿Qué viviste? ¿Fueron exclusivamente los resultados?
–Nos toca debutar con Gimnasia LP y ahí vienen los partidos. Te voy a ser muy honesto y sincero, porque así soy y moriré así. Primero, no iba a volver a la función de director deportivo o de otra función que no fuera en el campo. Sería una falta de respeto para con la profesión del fútbol. No es que uno quiera hacer una cosa y después la haga. A veces encara algo como diciendo: “Esto me va a fascinar”. Arranqué como entrenador y tuve que ir sanando una herida. Llegar hasta la línea y no ejecutar más. Acá lo tenía. De corazón te lo cuento. Me llevó un tiempo sanarlo, me di cuenta cuando me tocó ser interino, pero sí curé eso. Si voy seguir en el campo, será porque me llene el alma. Entonces, después vino lo que pasó en esos siete partidos. Fueron muchas emociones, picos buenos, malos. Primero, agradezco a los muchachos, a todos y cada uno de los muchachos, porque han entregado el máximo, han tenido semanas de entrenamientos espectaculares. Se han brindado al máximo.
–¿Qué les pasó?
–A veces, los resultados no se dan. El fútbol tiene esas cosas. Llegó el clásico, arrancamos ganando, a Instituto le expulsaron uno, tuvimos todas las ventajas, y el resultado no llegó. La pelota pegó allá, entró acá y nos erramos dos o tres situaciones claras. Mi egoísmo... nunca lo voy a tener, porque hubiese sido fácil seguir, si yo era interino. Pero dije: “Che, los muchachos necesitan una reacción más, un golpe o lo que fuese”. Porque yo pensé en el club, no pensé en Pablo Guiñazú, ni en el qué dirán. No iba a ser egoísta con Talleres. Me parecía que era el momento. El fútbol tiene esas cosas y es lo que yo voy entendiendo. Por eso, estoy más preparado que al inicio para hacer mi carrera de entrenador. Pensando en el club y en los muchachos, di un paso al costado para ver si ese pellizcón, esa reacción, también hacía que ellos reaccionaran un poco más o lo que fuese. Para que los resultados se dieran. Fue por eso. No hubo nada raro. Nunca. Siempre seré un agradecido. Por eso, si quiero volver al club, vuelvo, y los puedo abrazar. Es la parte linda. Esto recién empieza y más para mí. Entonces esto sigue dando vueltas. Andrés se sorprendió. Lógicamente que da una tristeza interior.
–¿Cuándo les avisaste a los jugadores que te ibas? ¿Tenías pensado decirlo en la conferencia pos-Gimnasia? ¿Por qué dijiste: “Si pasó algo o no en el vestuario, me lo guardo”?
–Primero, se lo comuniqué a los jugadores; después, vino la conferencia. Lo único que pasó en el entretiempo fue que el doctor me dijo que Guido Herrera se había desgarrado, que no podía seguir, y que “Santi” Fernández tenía mareos por el calor, algo que le pasó en inferiores. No se sentía bien. Estaba tirado con una bolsa de hielo. No pudo seguir. Eso es lo que pasó en el entretiempo. Cuando terminamos perdiendo el clásico, les informo a los muchachos. Les agradezco y me voy a la conferencia. El déjame que me lo guarde para mí, son cosas de...uno ha vivido mucho de grupo, de todo. Nunca saldrá de nuestra boca, pase o no pase. Gracias a Dios, nunca pasó nada. Los muchachos se comportaron. Es lo que me da la tranquilidad que tengo. Porque si hubiese pasado algo ni loco doy paso al costado, ni loco.
–¿Cómo tomó Fassi tu decisión? Él entró al Kempes y dijo que ibas a dirigir los tres partidos que faltaban de Libertadores
-Uno sabe lo que puede contar. En el vestuario, yo los llamé a todos para informar. Andrés quedó todo el momento sin decir una palabra. Nos abrazamos fuerte siempre. El lunes yo voy al club a saludar a todos y estuvimos charlando un rato ahí con Andrés un montón de cosas y comentándole un poco lo que sentía, lo que me pasaba y el porqué de dar un paso al costado, de no forzar nada. Porque siempre voy a querer lo mejor para el club.
–Dijiste: “No pude”. Es difícil encontrar un DT que lo diga. Ni siquiera te cuentan un 20% de la planificación...
–No vamos a descubrir nada. Está todo inventado. A los chicos siempre les hablé del corazón. A Guido, Nahuel, Reynoso y Augusto. Ellos me conocen y saben. Entonces, cuando uno da el paso del costado, no es por ellos, fue por uno. Es entender que necesitan algo más. Para bien. Hay que asumirlo. Ese “no pude” no significa que no se intentó. Claro que se intentó. Se trató de planificar. Los muchachos dieron el máximo, verlos entrenar y disfrutar.
–¿Qué sigue?
–Seguir preparándome, conociendo gente, con tranquilidad. Ver si sale una posibilidad para largarme sabiendo esas heridas que fui curando desde el inicio y los errores que pude cometer al inicio también.
–¿Se dará la chance de un regreso?
-La convicción es tan grande de volver a este club y ser ganador o hacer las cosas bien... Es un objetivo por cumplir y por el cual iré, pero sin cesar.
–¿Qué papel creés que va a cumplir este Talleres que solo jugará Clausura?
–Me voy a sacar la parte de hincha. Tiene grandísimos jugadores, las incorporaciones me gustaron, el entrenador Tevez me encanta. Tuve la suerte de charlar con él. Me encanta. No me animé a ir a saludarlo todavía, para no interrumpirlo. Lógicamente, la espalda, el nombre, el trabajo que ya hizo en dos clubes muy importante, no tengo dudas de que a los pibes le va a enseñar mucho, les va a dejar mucho. Y aprovecho para desearle lo mejor, porque se lo merece, es un tipo futbolero de un gran nombre y que dijo que sí inmediatamente, y por eso lo respeto mucho, así que aprovecho para mandarles un abrazo grande a Carlitos y a su cuerpo técnico. Y en la brevedad me le caeré a darle un abrazo porque lo respeto muchísimo. Va a funcionar muy bien.
–Vos, Gandolfi, Caranta y Herrera dijeron “vengo a un grande”; luego vino el “me quedo a vivir”. Desde hace un par de años, varios jugadores se plantaron para poder salir. ¿Por qué se vuelto tan difícil jugar en Talleres o dirigirlo?
–Es personal. Si ha sido tendencia esto del “me quiero ir”, es también, ver, institucionalmente, si pasó algo o pasa algo o hay que corregir algo. Porque todos vamos aprendiendo. El club va creciendo a pasos agigantados. Entonces es tratar de ver, encontrar de nuevo la armonía. Es lindo cuando alguien viene y dice: “No me voy más”. Por más que después puedas salir igual. Pero es bueno que se diga: “Me voy a quedar a vivir acá.” Aparte, Córdoba ofrece algo maravilloso. Pero es de todos juntos. ¿Talleres qué va a hacer? Va a defender los intereses. Porque puso dinero para traerlo, se jugó. Entonces hay un mix de todo, pero sí ver también como institución si hay algún puntito donde ajustar.