Desde que Talleres volvió a la Primera División en 2016, el club logró estabilidad deportiva, presencia internacional y títulos que alimentaron la ambición del proyecto. Sin embargo, en ese recorrido hubo una deuda persistente: el difícil acceso al primer equipo para los goleadores formados en casa.
El puesto de “9”, históricamente determinante, se convirtió en una pared invisible para los pibes del semillero albiazul. Algunos debutaron y se fueron rápido; otros sumaron minutos sin continuidad; varios se realizaron, o algo parecido, lejos de Córdoba. El patrón se repite.
La estadística lo confirma. En casi una década en Primera, el canterano con mayor recorrido es Nahuel Bustos, quien debutó con Frank Kudelka el 23 de abril de 2017 ante Godoy Cruz (ingresó a los 33 minutos).
A los 27 años, Bustos acumula 127 partidos, 29 goles y 7 asistencias, y sigue siendo el producto propio con más presencia. No obstante, su presente también retrata el problema: hoy integra el grupo de jugadores con proyección de salida.
En 2025 fue campeón de la Supercopa Internacional, pero su producción fue la más baja desde su irrupción: 31 partidos, un gol y una asistencia. Con Carlos Tevez apenas tuvo un partido como titular dentro de 17 apariciones. La excepción termina confirmando la regla.
Más allá, Victorio Ramis (31) fue el primer goleador surgido del club en ver Primera tras el ascenso. Héroe del 2015 rumbo a la Primera Nacional, alternó en el equipo que subió a Primera en 2016 -Kudelka lo usaba como un extremo más que nada- y debutó en la máxima en 2017 ante Vélez marcando un gol. De “9″.
Fue una postal especial: Ramis había jugado en todas las divisiones con Talleres (Liga Cordobesa, Argentino A, Primera Nacional y Liga). Aun así, fue vendido a Godoy Cruz con 26 partidos en Primera y cinco goles.
En el plantel profesional hay pocos nombres propios que asomen desde abajo. Valentín Dávila (18 años) sumó al menos una convocatoria para concentrar, aunque no debutó; en reserva registra seis goles. Más atrás, el seguimiento se posa sobre los que vienen como Valentín Chiatellino, Agustín Imoberdorf y Luciano Wals. Talento y goles, hay.
El desafío es el salto.

La lista
La lista de “9” que quedaron en el camino es larga y diversa.
Catriel Sánchez (27) simboliza la ilusión frustrada. Goleador en Quinta, Cuarta y Reserva (bicampeón), debutó el 16 de junio de 2017 ante Gimnasia por decisión de Kudelka. Jugó ese partido y el siguiente; no volvió a sumar minutos. Por razones extrafutbolísticas, encadenó cesiones hasta quedar libre. Paradójico: el que más prometía, fue el que menos jugó.
Mauro Valiente (27) debutó el 22 de septiembre de 2018 ante Vélez, ya con Juan Pablo Vojvoda. Fueron cinco partidos, ninguno como titular. Después llegaron préstamos a Rentistas, Alvarado y Estudiantes de Río Cuarto, donde convirtió cuatro goles en 106 partidos de Primera Nacional. Talleres conservó el 20% de sus derechos económicos, según el balance al 31/12/2024. Hoy vuelve a jugar en Primera, pero lejos del Mario Kempes.
Marcos Arturia (27) tuvo un estreno fugaz: 23 de noviembre de 2018 vs. Argentinos (28 minutos) y 13 minutos ante Racing. Luego, cesiones a Estudiantes y San Martín de San Juan hasta encontrar continuidad en Banfield, que lo compró para la Liga. El recorrido típico: salir para jugar.
Favio Cabral (2020) fue otro artillero de inferiores. Debutó el 26 de enero de 2020 con Alexander Medina ante Defensa y Justicia. Sumó seis partidos; después, préstamos y libertad de acción. Explotó en Central Córdoba de Santiago del Estero: 39 partidos y seis goles. La maduración ocurrió afuera.


El caso David “Rulo” Romero (22) sigue abierto. Llegó al club en 2017, se formó en la estructura y vivió en el Centro de Formación Talleres. Fue campeón de Séptima de AFA con 40 goles en 55 partidos de juveniles. Firmó su primer contrato profesional en marzo de 2019 y debutó directamente en Copa Sudamericana el 28/04/21.
Pese a lesiones, es uno de los que más jugó entre los pibes: 44 partidos, 4 goles y 3 asistencias, con titularidad en alrededor del 30% de sus presencias. Pasó por Unión La Calera y hoy está en Tigre, donde suma 21 partidos y cinco goles; el club tiene opción hasta el 31 para ejecutar la compra. Romero sigue siendo la gran promesa del semillero.
Mateo Mamani (23) fue promovido en 2021 con rótulo de goleador. Salió a Barnechea (Chile), luego quedó libre en Juventud Antoniana y hoy firmó en Colegiales para la Primera Nacional.
Juan Cruz Giacone (21) debutó en Copa Argentina con Gandolfi y marcó ante Newell’s el 7 de septiembre de 2022 para meter a Talleres en cuartos; luego se estrenó en Liga vs. Rosario Central. Sumó siete partidos, fue cedido a Almagro y ahora está en Ben Hur.
Daniel Ribera (20) concentró en 2024, pero una lesión severa lo frenó; además, fue convocado por la selección de Bolivia.

¿Por qué cuesta tanto?
La respuesta mezcla contexto y decisión. Talleres compite arriba, necesita resultados inmediatos (debe recuperar su chapa de internacional por razones deportivas y económicas) y suele priorizar delanteros hechos o apuestas externas.
El margen para aprender “en cancha” es chico. A eso se suma el impacto del mercado: vender, ceder, reciclar aparece como ruta frecuente para proteger patrimonio y minutos. El problema es que el recorrido rara vez vuelve al origen.
El desafío hacia adelante es romper el ciclo: crear ventanas reales de competencia, proteger procesos y elegir uno para sostenerlo. El semillero produce goles; la Primera los exige.
Entre ambos, Talleres todavía busca la llave.






















