La intensidad, el correr y no dejar respirar a su rival fue lo que eligió Belgrano para jugar de movida el clásico y, de arranque, el mejor de los panoramas se le presentó porque, a los 51 segundos, Passerini habilitó a Reyna y el peruano marcó el 1 a 0.
Pero el local eligió dejar de atacar, colocó sus dos líneas de cuatro bien cerca una de otra y la pelota pasó de ser disputada en la mitad del campo a jugarse cerca del área de Losada. En ese correr de un lado para el otro de Longo, Sánchez y González Metilli, los espacios lo mismo surgieron para la “T” porque los laterales del Pirata dieron muchas ventajas en la marca.
Ramón Sosa fue una pesadilla para Juan Barinaga, quien no logró ganar en el duelo individual, un poco porque el espacio que le dejó al punta fue aprovechado por la velocidad del paraguayo y otro porque no es su fuerte. Del otro lado, Ibacache sufría las escaladas de Navarro y, como su colega de la banda derecha, dejó espacios para que el rival ganara.
Talleres empató el partido y un par de minutos después la cabeza de Nicolás Meriano puso el 2 a 1 sacando a relucir lo flojo en la marca del equipo albiazul. Otra vez en ventaja y nuevamente refugiado. Llegó el penal de Rolón y Losada apareció en escena para contener el remate de Bustos y dejar todo como estaba.
De movida, en el segundo la “T” empató y la fisonomía del partido no cambió porque la pelota era manejada por el visitante, se movió de lado a lado, pero esta vez las bandas ajustaron un poco las marcas y no fueron desbordados con tanta frecuencia.
Passerini siguió luchando cuerpo a cuerpo con Catalán y fueron más las perdidas que las ganadas. Entró García para ser manija, pero el “Caco” ya no es el de otros tiempos y sus resoluciones no fueron las mejores.
El partido se hizo parejo y sin demasiado riesgo sobre los arcos. Así fue que llegó el momento de Matías Suárez para intentar torcer la historia. Llevaba más de cinco años de esperar este regreso y la verdad no fue lo desequilibrante que se estima será. Pero tuvo el cariño de la gente y sus primeros minutos en el año.
En el campo, las contras del Albiazul eran manejadas por Sosa y el ingreso de Girotti obligó a que Moreno y Meriano duplicaran su entrega en la lucha con el ex San Lorenzo.
El reloj fue camino al final del partido y Herrera como Losada nada de trabajo tuvieron. Un par de centros mal resueltos, algunos rebotes en el borde del área de Talleres y no mucho más. El sendero del empate se terminó de allanar cuando centenares de bengalas fueron lanzadas desde los cuatro costados del estadio. El juego se enfrío, el partido ya no tenía tiempo para más y el silbatazo del correcto Rapallini selló el 2 a 2.
Para Belgrano es el tercer juego en línea en el que suma después de un arranque flojo. Está lejos del objetivo de clasificar a los cuartos, pero al menos no se fue con las manos vacías en un partido en el que hizo cosas buenas y de las otras.
