Es viernes a la tarde-noche en la Boutique y decenas de hinchas de Talleres van llegando. Van pasando por el pasillo de entrada del estadio y enfilan hacia el campo de juego. Han pasado por ahí muchas veces y siguen renovando el cosquilleo de la emoción. Que no para. Que no deja de crecer. Es Talleres. Es ser de Talleres. Es estar en Talleres. Para Talleres. Con Talleres.
Están emocionados y felices de laburar en algo que hará felices y emocionará a otros hinchas de Talleres. Están trabajando en poner de gala al tifo que se lucirá en la tribuna Gasparini del Kempes este domingo a las 21.30, cuando la “T” reciba a River por la fecha 16 de la Liga Profesional.
¿Qué es el tifo? Es la denominación que tienen esos banderones gigantes que suelen verse en las tribunas de los estadios europeos en los que generalmente se representaba a un ídolo del club en cuestión. Se despliegan a través de redes similares a las de un arco y se sostienen con el esfuerzo de muchas personas que se acomodan en diferentes sitios del sector.
En Argentina, el primero en aplicar el tifo fue Rosario Central. Y luego se sumó Talleres, con este trapazo que ya tuvo su estreno en las presentaciones del equipo en la edición 2022 de la Copa Libertadores. No es un ídolo del club el que está en la bandera, sino un hincha con gesto de dueño y poseedor de la provincia de Córdoba, cuyo mapa se ve en una pelota que es dominada por el hincha.
A la movida de las banderas la llevan a cabo cientos de socias y socios de Talleres que forman parte de más de 10 agrupaciones y que están nucleados en un grupo que llaman Recibimiento Albiazul (en Instagram están en la cuenta @recibimiento_albiazul).
Todas y todos no quieren nombres personales. Sólo quieren decir que forman parte de ese “Recibimiento” y le piden a La Voz agradecer a la dirigencia del club, que “viene colaborando con nosotros en brindarnos ayuda para ingresar las banderas, para trabajar acá en la cancha y para desarrollar nuestra pasión por Talleres”.
Recibimiento Albiazul también gestiona los banderones con las caras de los próceres de Talleres que suelen verse en la Gasparini y en la que están inmortalizados el expresidente Amadeo Nuccetelli y los exjugadores Pablo Guiñazú, Daniel Valencia, “Wanora” Romero y Daniel Willington. No son tan grandes como el tifo, pero…
La Voz pudo saber que hay un plan para seguir haciendo esas banderas con glorias del equipo y hasta existe la ambición de tapar la Gasparini con esas leyendas hechas banderas. Talleres se da el lujo de ostentar nombres y apellidos que forman parte de su historia.
En ese campo de juego de la Boutique, el tifo es mimado. Se retocan las partes que se rompen por el viento y por el traslado. Unas 100 personas entran hasta cinco horas antes de los partidos para disponer del “trapo” en la grada. Lo llevan en camioneta y lo cargan a mano desde el estacionamiento hasta la Gasparini.
“Somos todos socios, eh”, avisan, y se encargan de contar que el artista que hizo el hincha del tifo es Luciano López, un cordobés con colaboración en banderas de otros clubes. Toda una muestra de que el hincha cordobés tiene un ADN diferente al del resto del país.
El tifo de Talleres tiene 50 metros de alto y 30 de ancho. Y eso de que lo tratan con mimo es una justa descripción. Entre esos hinchas le piden a uno “que hable” ante La Voz. Se anima. Se trata de Gustavo Maldonado. “Soy ‘Camello’ y todo el pueblo albiazul me conoce, je”.
–¿Cómo surgió la idea de hacer el tifo?
–Ya teníamos telones y tirantes, los que habíamos mostrado en el día del aniversario y en otros partidos. Pero se venía la Libertadores y tratamos de imitar lo que se hacía en Córdoba. Y creemos que ese hincha nos representa, como la frase “Haciendo historia”.
Ese “Haciendo historia” del tifo tiene una tipografía bien gigante. Ese es el sentimiento de estos hinchas de Talleres. Sienten que hacen historia con su aporte, el de alentar. A lo grande. Como merece Talleres.
