En el mundo del deporte, ciertos momentos trascienden la cancha, dejando una marca imborrable en quienes los viven y en quienes los presencian.
Una vez finalizado el cotejo decisivo ante Inter Milan, con goleada 5 a 0, el recuerdo de Xana, la hija de Luis Enrique, apareció en una bandera especial que colocaron los hinchas del PSG.
Este momento reflejó un profundo dolor pero también una increíble fortaleza.
El 29 de agosto de 2019, el deporte se vistió de luto al conocerse la noticia del fallecimiento de Xana a la edad de 9 años.
La pequeña, que habría cumplido 14 años actualmente, luchó intensamente durante cinco meses contra un osteosarcoma, un tipo de cáncer que afecta los huesos y es más común en niños y adolescentes, formándose usualmente en brazos o piernas.
Xana era la menor de los tres hijos de Luis Enrique y su esposa Elena Cullell, siendo Pacho y Sira sus hermanos mayores. Desde el momento en que se conoció el diagnóstico, Luis Enrique no dudó en priorizar su rol de padre, dimitiendo meses antes del fallecimiento de su cargo como seleccionador español para estar junto a su familia en ese difícil momento.
Se alejó de la vida pública para aprovechar los últimos meses de vida de Xana, sin que la información trascendiera inicialmente a los medios.
Su regreso al banco de la Selección de España en noviembre de 2019 no fue el mismo. La tragedia lo transformó, añadiendo humanidad y sensibilidad a su conocido tono rudo. Entendió que el fútbol es importante, pero la vida lo es aún más. Su carrera adquirió un nuevo sentido: disfrutar y gozar la vida, un legado que le dejó Xana. Ha aprendido que, tras ver lo peor, ya no hay temor en la cancha.
El espíritu de Xana sigue presente en la vida de Luis Enrique.
Además, en noviembre de 2023, Luis Enrique y su pareja crearon la Fundación Xana en Barcelona, una organización benéfica dedicada a ofrecer asistencia y acompañamiento a niños y jóvenes afectados por afecciones oncológicas y otras dolencias graves. Los hinchas del PSG también han recordado a Xana con emotivas banderas.
Xana, quien era fanática de la música, incluso fue homenajeada con una canción especial compuesta por Joan Dausà, inspirada en su historia y la de su familia.
Hoy, más allá de sus éxitos deportivos, Luis Enrique es un símbolo de resiliencia. Ha demostrado que, además de levantar copas, sabe levantarse a sí mismo tras la pérdida más dolorosa. La historia de Xana es un recordatorio de la fragilidad de la vida, pero también de la fortaleza del espíritu humano y el eterno poder del amor familiar.
“Xana siempre está conmigo, siempre está con mi familia”, dijo el DT, entre lágrimas.
