El fútbol siempre da una oportunidad. Lo importante es estar preparado para aprovecharla. ¿Lo que está ocurriendo en esta temporada es pura casualidad? Desde enero pasado hasta estos días han salido campeones Central Córdoba de Santiago del Estero (Copa Argentina), Talleres (Supercopa Internacional) y, entre Platense y Huracán de Parque Patricios, surgirá el ganador de la Copa de la Liga. La habitual masividad en los festejos de los equipos grandes tampoco se verá en esta oportunidad.
En una mesa de café, en un asado, o en una casa de apuestas, muy pocos hubieran investido con manto y corona a calamares o quemeros. Que, a diferencia de otras ligas, la de Argentina es mucho más competitiva, es cierto; que los actuales torneos, por su carácter breve y expeditivo, equilibran las chances de uno y otro, también. Desde que Julio Grondona aplicó este tipo de resolución, se diluyó un poco el monopolio casi absoluto que desde 1930 y por cinco décadas sostuvieron los cinco grandes (Boca Juniors, River Plate, Independiente, Racing y San Lorenzo).
Lo cierto es que en el estadio Único Madre de Ciudades, Platense tratará de coronarse por primera vez campeón en su historia. Y Huracán, contemplando sus vueltas olímpicas en la Copa Argentina y en la Supercopa Argentina en 2014, buscará romper 53 años de ausencia en lo más alto del podio en torneos ligueros. En Santiago del Estero, aquel equipo que ofrecía grandes espectáculos a bajo precio con Houseman, Brindisi, Avallay, Babington y Larrosa, en la delantera, podría compartir la gloria con quienes hoy son dirigidos por Frank Darío Kudelka.
Casos curiosos los de las integraciones de ambos planteles, con muchas salidas e ingresos con respecto a la temporada anterior. Más de un entrenador justificó una mala campaña al sostener la partida de buena parte de su plantel. En Platense, esa adversidad fue suplida con una cuota encomiable de esfuerzo, de disciplina y de ambición, atributos ejercidos por jugadores sin tanta trayectoria y brillo y que, unidos, han transformado su arco en una muralla, desde la cual han sostenido cualquier asedio y a partir de donde se han apoyado para atacar por sorpresa. Así dejó en el camino a Racing, a San Lorenzo y a River Plate. Seguramente con esos recursos, repetirá su acción en el césped santiagueño.
Huracán también rompió el uso y la costumbre que no concebía una salida masiva de jugadores sin entrar en pánico y en una lógica crisis de rendimiento y resultados. Tras llegar a la última fecha del certamen anterior con chances de salir campeón, perdió a todos los integrantes de su medio campo, por ejemplo, pero a la vez acertó con más de una incorporación. “El Colorado” Leonardo Gil, es un ejemplo. Unió sacrificio y la buena técnica de sus jugadores, y sumó en la red la presencia de su hombre más peligroso, Walter Mazzanti.
Esta final vuelve a poner en escena la generosidad del fútbol y el premio que ofrece a quienes, aun con limitaciones, pero con convicción y un deseo enorme de ganar transpirando la camiseta, tienden la mano con firmeza para recibir el gran regalo. Lo saben Guido Mainero, Tomás Guidara, Gabriel Alanis, Franco Watson, Leonardo Sequeira, y hasta “Wanchope” Ávila y Leonardo Gil, jugadores que han vestido la camiseta de equipos de esta ciudad y que a estas horas están muy cerca de una conquista todavía inaccesible para el fútbol de Córdoba.