La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) emitió este jueves un fuerte comunicado tras los graves incidentes ocurridos en Avellaneda durante el partido de Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile. La entidad habló de “barbarie” y le pidió a la Conmebol que actúe con “rigor absoluto” para identificar y sancionar a los responsables.
La noche terminó con un saldo de al menos 22 heridos graves, más de 100 detenidos y la suspensión del partido de vuelta de los octavos de final. El árbitro uruguayo Gustavo Tejera frenó el juego a los 48 minutos, cuando el marcador estaba 1-1.
La CBF solicitó “una investigación rápida y transparente” y aseguró que solo con “castigos ejemplares y medidas concretas” será posible erradicar la violencia en los estadios. Además, manifestó su solidaridad con las víctimas y sus familias: “Ningún hincha, jugador o trabajador del fútbol debe temer por su integridad física al estar en un partido”.

Los hechos comenzaron sobre el final del primer tiempo, cuando hinchas chilenos ubicados en la tribuna Bochini Alta empezaron a arrojar butacas y pedazos de cemento hacia la parte baja, donde había público de Independiente. La situación se desmadró tras varios minutos sin respuesta policial: los visitantes fueron desalojados, pero en ese momento ingresó la barrabrava local y se desató una cacería que incluyó escenas de terror, con simpatizantes de la U saltando desde gran altura para escapar.
La Conmebol informó que el caso será elevado a sus órganos judiciales y a la Comisión Disciplinaria para definir los pasos a seguir. Mientras tanto, el fútbol sudamericano vuelve a quedar marcado por imágenes que nada tienen que ver con el deporte y que refuerzan una deuda histórica: garantizar la seguridad dentro y fuera de los estadios.