Lionel Messi fue a festejar su gol ante la gente. Enzo Fernández hizo lo mismo. Y cuando terminó el partido, los jugadores fueron detrás del arco para estar ahí revoleando remeras. Y cuando se fueron los jugadores, esa gente no se quería ir del estadio Lusail. Seguían en modo partido. Festejando el triunfo. Festejando estar ahí. Sintiéndose privilegiados de haber visto a un equipo que les devolvió el corazón y que jugó con el corazón.
La comunión hinchas-equipo en Qatar es diferente a lo que se percibe en Argentina. Acá nadie le soltó la mano. Los banderazos siguieron aflorando después de la derrota con Arabia Saudita. La línea de metro que lleva al estadio Lusail estuvo desde temprano repleto de hinchas con las banderas albicelestes. Los inmigrantes que viven en Doha tampoco abandonaron a la selección. Siguen haciendo que la remera sea la más usada del Mundial.
Hay grupos de whatsapp de hinchas argentinos que se escriben todo el tiempo para reunirse o hacer movidas de aliento. Por supuesto que hay cordobeses. Muchos. La Voz encontró a varios de ellas y ellos en la previa (pueden verse en las redes sociales de nuestro medio). Los de Instituto decían: “Tenemos el pecho inflado… ascenso y bancando a la selección en el Mundial… hermoso”. Un hincha celeste lucía la exclusiva remera con la escritura Belgrano campeón: “Como decíamos en Córdoba con Belgrano, si se da el ‘coso’… vamos a ser muy felices”. Cerca de ellos estaba uno de Talleres que los “charlaba” con que ahora son de Primera. Los tres terminaron hablando de la selección argentina y de lo que se venía con México, que era un partido incómodo.
Otra vez, el himno se erigió en el momento que eleva palpitaciones. Hace lagrimear a quienes están ahí. Una cosa es verlo por TV y otra, absolutamente distinta, es estar ahí. Es un instante mágico. Y el partido… y el partido fue “sufrible”. El gol de Messi generó saltos de butaca en butaca. Fue uno de los goles más gritados. Porque México no se quebraba. Por cómo estaba el partido. Porque lo hizo Messi y porque Messi estaba ahí, frente a ellos, gritando con las mismas ganas.
