El sábado cambió todo. El inolvidable triunfo ante Talleres le modificó el semblante a todo el Mundo Instituto. En el marco de una campaña que pintaba para el olvido, la Gloria terminó ganando de manera heroica el clásico y se metió por la ventana en los playoffs de la Liga Profesional.
De esta manera, volverá a jugar una etapa eliminatoria en Primera División después de 40 años. Porque hay que viajar hasta el viejo Nacional de 1985 para encontrar un certamen en el cual la Gloria haya jugado una instancia así con “mano a mano” a todo o nada.
Aquel torneo Nacional marcó el final de una etapa en el fútbol argentino: fue el último campeonato de este tipo en la máxima categoría antes de la gran reestructuración que integró a los equipos indirectamente afiliados. El certamen comenzó el 17 de febrero y terminó el 4 de septiembre.
Lo disputaron 32 equipos: 19 llegaban desde el torneo regular, seis eran de plazas fijas y siete provenientes del Torneo Regional. Su formato fue tan particular como complejo, al punto de ser considerado uno de los más enredados de la historia. La primera fase se jugó en ocho zonas de cuatro equipos. Y en la etapa final, por única vez, se aplicó el sistema de doble eliminación.
En primera instancia la Gloria compartió grupo con Deportivo Español, Juventud Antoniana de Salta y Ferro.
En playoffs su primer cruce fue con Cipoletti, a quien dejó en el camino tras un 0 a 0 en el sur y una victoria por 3 a 1 en Alta Córdoba con goles de Miguel Rodríguez, R. Rodríguez y Alberto Beltrán.
En la instancia siguiente apareció Talleres en el camino, al que despachó con un categórico 4-0 en el Chateau. Los tantos fueron obra de Rosas, Mattei y un doblete de Oscar Dertycia.

Luego debió cruzarse con San Martín de Tucumán y fue empate sin goles, pero tras un alargue sin emociones la Gloria se quedó afuera por penales al caer por 4 a 1.
Lo que vino después es historia conocida: Argentinos Juniors se consagró bicampeón al ganarle la final a Vélez.
Y justamente “el Bicho” de La Paternal será ahora el rival al que Instituto deba enfrentar por un lugar en los cuartos de final de este Liga Profesional.
Será un partido a todo o nada en el Diego Armando Maradona. En caso de empate habrá penales de una, sin alargue de por medio. Pero esa será otra historia.
Ánimo en alza
Instituto afrontará esta etapa del torneo sabiendo que no tiene nada que perder. Fue el único de los cordobeses que logró meterse en esta instancia y con su victoria en el clásico tomó también un poco de aire en la lucha por la permanencia, que de momento está involucrando a más equipos de los imaginados.
Y no sólo eso: el triunfo ante la “T” le permitió a la Gloria achicar al máximo la diferencia en el historial de AFA ante su clásico rival: ahora hay 21 triunfos de Talleres y 20 de los de Alta Córdoba.
Y si bien Instituto sigue remando de atrás en el historial completo ante el Albiazul, también es cierto que desde fines de 2008 a esta parte la cuestión se revirtió.
A partir de ese entonces Talleres ganó un solo partido y la Gloria cinco. El resto fueron empates.
Pero, al margen de lo que pasó en el clásico, el foco ahora estará puesto en el cruce con Argentinos que puede depositar a los de Daniel Oldrá entre los mejores ocho de nuestro fútbol. Una cuestión impensada hasta hace pocos días atrás.

Ahora Instituto irá a la casa del “Bicho” sin la mochila de la presión, pero con la ilusión colgada de un corazón que entiende de tristezas y alegrías. Y sabiendo que si hay que morir, tiene que ser de pie y con la camiseta transpirada, como el sábado en el Kempes.
Porque hay cosas que no se entrenan: el orgullo, el amor propio y el grito de un barrio entero que ahora vuelve a soñar. El cruce con Argentinos será otra una experiencia para un Instituto que no tiene nada que perder y que tiene ante sus ojos una chance enorme.
Y que no se olvide nadie: este equipo estaba contra las cuerdas, y sin embargo, sacó pecho. Y si la historia quiere volver a escribirse, que sea con tinta roja y blanca. Como debe ser.