El plantel de Instituto sigue afinando detalles en La Agustina, con la mirada puesta en una recta final que promete emociones fuertes. En el horizonte inmediato asoma Rosario Central, un rival de peso y un partido que puede marcar buena parte del destino albirrojo en este Torneo Clausura de la Liga Profesional.
El encuentro todavía no tiene día ni horario confirmado, pero sí sede: será en el Monumental de Alta Córdoba. Así lo decidieron desde la dirigencia, que desactivó cualquier posibilidad de mudar el partido al Mario Alberto Kempes. La tentación existió.
Con Ángel Di María en el equipo rosarino y la cercanía geográfica entre ambas ciudades, la chance de una recaudación millonaria sobrevoló los pasillos del club. Pero finalmente prevaleció una idea simple y poderosa: jugar en casa, con los socios y en el barrio.
El Cosedepro había admitido que el tema se estaba evaluando, pero la decisión quedó zanjada. Alta Córdoba será el escenario para ver al “Fideo” y compañía.
El equipo de Daniel Oldrá afrontará tres partidos decisivos. Primero, el cruce ante Central, donde necesita sumar para intentar colarse entre los ocho primeros con la idea de avanzar a los octavos de final.
Luego, una visita siempre incómoda a Junín para enfrentar a Sarmiento. Y, para cerrar, el duelo más esperado: el clásico con Talleres, que se jugaría en Alta Córdoba, en un cierre de película para una campaña que todavía puede tener premio grande.
Oldrá aprovechará el parate del fin de semana —por las elecciones presidenciales— para ajustar piezas y recuperar soldados. Tendrá que meter mano en el equipo: Stéfano Moreyra llegó a la quinta amarilla y no podrá estar.
Ignacio Méndez aparece como la primera alternativa en su lugar, para poder sumar luego un atacante más para aprovechar el envión de localía.
Además, Jeremías Lázaro y Manuel Romero ya están recuperados de sus lesiones y presionan por un lugar. Damián Puebla, en tanto, atraviesa la última fase de recuperación de su esguince de tobillo y podría volver a concentrar si mejora correctamente.
En Alta Córdoba se respira ilusión y nervios a partes iguales. Instituto sabe que no hay margen de error: cada punto vale oro, y cada fecha puede ser decisiva. Quedan tres partidos, tres finales y una convicción que sostiene al plantel: las grandes gestas se escriben en casa, con la gente de siempre alentando desde las mismas tribunas de siempre.
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