Instituto se lo debía. El Instituto que salió de visitante en los últimos partidos fuera de Alta Córdoba lo necesitaba. Y tenía que ser ahora, ya.
Sí, porque los últimos resultados habían puesto al elenco de Lucas Bovaglio en una situación de cierta urgencia, más allá de que seguía en los puestos importantes de la tabla de posiciones de la Primera Nacional 2022.
Pero la caída 0-2 en Madryn ante Brown y el gris empate 0 a 0 ante Atlético Rafaela de la pasada jornada ameritaban un “despertar”. Y la Gloria dio las señales que había que dar en esta fecha 20, en Tandil, ante Santamarina.
Es cierto que jugó ante el último de la tabla, que traía una extensa racha de 16 partidos sin ganar (ahora 17). Pero eso podía ser un arma de doble filo.
El Albirrojo resolvió rápidamente el partido en la fría noche tandilense y gracias a la jerarquía y el poder de fuego de Gabriel Graciani, sumó tres puntos que le devuelven la confianza.
Instituto goleó 4 a 0 y está tercero en el campeonato con 34 puntos. La misma cantidad que Brown de Adrogué, pero con mejor diferencia de gol. Más arriba, San Martín de Tucumán (36) y, claro, Belgrano, con 42.
El próximo viernes, a las 21, será local de Estudiantes de Caseros en los festejos del día del hincha. Una jornada ideal para extender este buen presente.
Rápido y furioso
Apenas había pasado un minuto cuando Instituto mostró sus intenciones: el uruguayo Ferreira salió jugando desde abajo y metió un excelente pelotazo (casi un pase gol) al área. La redonda lo encontró a Graciani, que cabeceó desviado lo que fue una muy buena opción.
El Albirrojo quería mostrar rápidamente otra cara con respecto a los últimos partidos de visitante.
El DT Bovaglio metió cambios en todas las líneas y el más importante fue de esquema: volvió a jugar con un mediapunta y la chance fue para Franco Watson, colocando a Santiago Rodríguez de delantero puro junto a Mazzola.
El local, con su racha adversa y peleando el descenso, ponía en cancha a sus refuerzos (Bonansea, Gagliardi, Vega) para intentar salir del último puesto.
Se jugaba con dientes apretados y con mucha pierna fuerte, por las urgencias de ambos.
Graciani, que había tenido aquella primera oportunidad, volvió a merodear el gol y esta vez no perdonó: a los 12 minutos, tras un tiro libre y un rebote del arquero, encontró el 1 a 0.
Así, el Albirrojo tenía en las manos lo que fue a buscar. Un tanto tempranero que le diera tranquilidad. Ahora, debía manejar el trámite.
Santamarina se descuidó en busca del empate y, de contra, Instituto aumentó la diferencia.
Otra vez Graciani y su jerarquía se hicieron presentes a los 22. El “8″ la picó de manera hermosa sobre el arquero para el 2 a 0. El comienzo era ideal.
El final del primer tiempo lo encontró con algunas desatenciones defensivas, pero la ineficacia del local le permitió irse con esos dos goles de diferencia al descanso.
En el complemento, todo se encaminó a los 10 minutos, cuando Ferreira metió de cabeza el 3 a 0.
El local ya estaba muy confundido, noqueado. Y sus hinchas generan un clima caldeado.
Un penal de Mazzola (¡cómo necesitaba ese gol!), a 15 del final, liquidó el pleito para el Albirrojo.
Instituto se debía una actuación así jugando afuera del Monumental de Alta Córdoba. Y llegó en el momento justo. Sigue arriba, siendo protagonista. Como lo indica su historia.
