La Federación Internacional del Automóvil (FIA) intervino de manera contundente en el Gran Premio de Brasil tras descubrir y ordenar la retirada inmediata de dispositivos ilegales instalados en varios monoplazas de la Fórmula 1.
Estos sistemas, basados en la expansión del metal por calor, permitían manipular el rendimiento y el desgaste del fondo plano de los autos, alterando el cumplimiento del reglamento técnico.
La trampa técnica en el GP de Brasil: Patines de titanio
La investigación de la FIA se centró en la detección de dispositivos que modificaban el comportamiento de los patines de titanio, elementos obligatorios en la parte inferior de los monoplazas.
El mecanismo de estos dispositivos era altamente sofisticado:
- Función: los dispositivos tenían como única función calentar los patines de titanio.
- Mecanismo: aprovechaban el calor generado durante la marcha para expandir las placas de titanio hacia abajo, logrando que quedaran por debajo de la propia tabla de madera.
- Ventaja: cuando el auto generaba chispas, solo los patines tocaban la pista, mientras que la tabla de madera quedaba ligeramente más elevada, conservando su integridad. Esto permitía que los autos circularan a una altura inusualmente baja sin mostrar un desgaste excesivo, levantando las primeras alertas en Interlagos.
- Evasión de controles: al finalizar las sesiones y regresar a boxes a baja velocidad, el metal se enfriaba y recuperaba su forma original, permitiendo superar los controles técnicos de la FIA sin evidencia de la manipulación.
El reglamento exige que los tres elementos del patín estén fabricados en aleación de titanio bajo estándares específicos y alineados con la tabla de madera, manteniendo un grosor mínimo para evitar la descalificación.

Intervención y sanciones de rendimiento
La intervención se produjo tras la carrera sprint. El delegado técnico de la FIA, Jo Bauer, fue el encargado de encontrar los dispositivos ilegales al revisar todas las placas antes de la clasificación (Q1), y ordenó removerlos inmediatamente.
Los equipos afectados por esta directriz se vieron obligados a aumentar la altura trasera de sus autos. Esta modificación tuvo un impacto directo en el rendimiento, ya que redujo la carga aerodinámica y penalizó sus tiempos por vuelta, reflejándose en una pérdida de competitividad, especialmente para la zona media de la parrilla.
Las sospechas y especulaciones en la parrilla
Aunque la FIA no ha revelado oficialmente los nombres de los equipos implicados, en el paddock se especula que Haas y Racing Bulls podrían haber sido beneficiados por esta técnica.
El piloto de Aston Martin, Fernando Alonso, quien experimentó un rendimiento irregular en Interlagos (finalizando decimocuarto el domingo), ya había manifestado sus sospechas sobre prácticas irregulares en la parrilla. Alonso sugirió su descontento con la situación, afirmando: “No puedo ser del todo honesto, pero todos han mejorado mucho”; “Preferimos intentar algo diferente y acabar decimocuartos que hacer lo de siempre y ser duodécimos”.
La controversia puso de manifiesto la necesidad de reforzar los controles. De cara al futuro, la FIA prepara una directiva técnica que tiene como objetivo prohibir el uso de ciertos materiales y métodos en la parte inferior de los autos. Esta medida busca reducir la dependencia del efecto suelo, aunque no entraría en vigor antes de 2026, coincidiendo con los cambios previstos en el reglamento técnico.
























