En un paréntesis inusual dentro de su apretada agenda política y económica, el Presidente Javier Milei protagonizó un desahogo futbolero y emocional, dejando entrever su ferviente fanatismo por Lionel Messi y Lionel Scaloni.
En declaraciones ante el canal de streaming “Neura”, entrevistado por Alejandro Fantino, Milei no escatimó elogios para con las figuras clave de la Selección Argentina campeona del mundo.
Con una efusividad característica, Milei se autodefinió como un "fanático enfermo de Messi“. Recordó con énfasis su defensa histórica del capitán argentino en momentos de crítica mediática local: ”Cuando toda la bosta periodística local le tiraba mierda, están mis videos, haciendo el consultorio de Milei, diciendo que Messi es el mejor jugador de todos los tiempos“.
Su admiración por el astro rosarino es tal que afirmó: ”Nunca en mi vida vi jugar a un tipo lo que juega ese chico. Perdón que le diga chico, para mí, que soy un señor más grande que él. Es un jugador superlativo“. Incluso hizo mención a un trabajo que respalda su opinión, titulado ”´Messi es imposible´“.
La admiración de Milei se extendió también al director técnico Lionel Scaloni, a quien calificó como "Ese pibe es Gardel“.
El Presidente reconoció la capacidad de Scaloni para sobreponerse a las críticas: ”Se banco todo. Le dijeron de todo. Lo banco a él, lo banco a Samuel, lo banco a Aimar“.
Sin embargo, Milei marcó una clara diferencia entre ambos, expresando: ”No me puedo sentir identificado con Scaloni, es infinitamente mejor que yo. Jamás creo que voy a poder lograr que la gente salga a festejar como él hizo con el Mundial“.
En este inesperado “desahogo”, Messi y Scaloni trascienden su rol deportivo para convertirse en referentes de “esfuerzo, talento y orgullo nacional”.
A pesar de reconocer la magnitud del logro de Scaloni, Milei no ocultó su anhelo: "Ojalá yo pudiera darle tantas alegrías a los argentinos como hizo la Selección“. De esta manera, el Presidente mostró una faceta emocional, alejada de los debates políticos, para rendirse ante la genialidad de Messi y la conducción de Scaloni.