Anoche, el estadio Ángel Sandrín fue testigo de una Asamblea que, más que un trámite, se transformó en una conversación franca entre la dirigencia y los socios. Instituto aprobó por unanimidad el balance económico y la memoria del último ejercicio, y proclamó a Juan Manuel Cavagliatto como presidente para el período 2025–2029. Pero más allá de los números y las formalidades, lo que resonó en la noche fue la palabra de Cavagliatto: directa, clara y sin rodeos.
“Acá estoy para responder lo que quieran, de cualquier índole, del área del club que quieran. Pero lo hagamos con respeto. Yo voy a responder lo que haga falta. Conmigo no hay problema, pero respétense entre ustedes. Voy a responder hasta la última pregunta, así me tenga que ir a las 6 de la mañana”, abrió el presidente, marcando desde el primer minuto el tono de la reunión.
En medio de cuestionamientos que muchos socios habían expresado en los últimos meses, Cavagliatto defendió con firmeza al mánager Federico Bessone, ausente en la Asamblea (no es parte de comisión directiva, no tenía obligación de estar).
“En el momento en que haya que evaluar a Bessone, lo voy a evaluar. Yo he echado amigos míos del club, incluso gente que llevaba treinta años trabajando acá, porque consideré que no estaban cumpliendo su función ni haciendo las cosas como correspondía, y se fueron. Acá no hay negociados, como algunos quieren instalar. Si los hubiera, los balances no estarían como están. No veamos fantasmas donde no los hay. Sé que Bessone no es el mejor del mundo, pero tampoco es lo que se está diciendo”, afirmó.

El presidente fue aún más categórico: “Si alguno no está de acuerdo con este presidente, yo llamo a elecciones en 90 días y me voy. El club no va a negociar su institucionalidad y se va a ajustar al presupuesto”.
De esta manera Cavagliatto puso sobre la mesa la realidad económica que condiciona al equipo: “Los jugadores que tenemos hoy son los que podemos contratar... Si nosotros ofrecemos 100 mil, el presupuesto se te va. Si tuviéramos estadios llenos, 70 mil, 75 mil socios, los resultados serían otros”.
El momento futbolístico, inevitablemente, estuvo en el centro del diálogo. Cavagliatto reconoció la preocupación compartida con los hinchas: “No estoy ajeno al momento futbolístico, por eso decidí hablarles ahora y no esperar a que asuma la nueva comisión. Este presente tiene una explicación. Yo estoy igual que ustedes: no duermo, no como tranquilo, estoy preocupado como todos. La diferencia es que, como dirigente, muchas veces tengo que pensar de otra manera. Entiendo a cada uno de ustedes. Cuando no se nos dan los resultados, nos enojamos, nos frustramos y reaccionamos. Eso no es una excusa para el momento futbolístico que estamos viviendo, pero sí quiero que entiendan que a veces no digo ciertas cosas o no todos tienen la posibilidad de hablar conmigo directamente. Esto no significa que no me importe quién esté en el club. Lo que sí significa es que, el viernes en la cancha, a los jugadores tenemos que pedirles huevos, garra, actitud. Porque esa es la idiosincrasia del fútbol, y pasa en todos lados”.
Más allá del fútbol, Cavagliatto repasó los proyectos institucionales y de infraestructura, que incluirían a futuro la construcción de un hotel de concentración en La Agustina.
Durante la Asamblea también se habló sobre la gestión de deudas pendientes por transferencias de jugadores: 800 mil dólares por Malcom Braida de San Lorenzo, 400 mil por Santiago Rodríguez de Argentinos, y 1,4 millones por la venta de Rodrigo Garro de parte de Talleres al Corinthians.
La reunión cerró con un mensaje claro: Instituto busca sostener su crecimiento deportivo e institucional, mantener la transparencia económica y apostar por obras que fortalezcan al club, mientras el presidente reafirma su respaldo a quienes conducen el fútbol profesional y la exigencia sobre los jugadores para devolver a la cancha la identidad que la hinchada reclama.