El partido que Independiente Rivadavia le ganó 1-0 a Estudiantes de Caseros por los 147avos de final de Copa Argentina en el estadio de La Punta en San Luis, pese al poco atractivo que pudo generar entre la audiencia futbolera, logró sin embargo una gran convocatoria policial ya que 600 efectivos se dieron cita en el Juan Gilberto Funes para un pertrechado y llamativo operativo de seguridad. Además, y más allá del colorido ambiente tribunero, el partido dejó lugar para la polémica por lo que fue considerado una inconcebible falla arbitral del colegiado Fernando Echenique que le valió la pena de destierro de las canchas argentinas al menos por una fecha.
La cantidad de uniformados en el estadio Juan Gilberto Funes fue claramente un exceso policial pero en cantidad, aunque contribuyó decididamente a darle un marco digno al choque ya que la presencia de hinchas fue bastante exigua y apenas alcanzó para cubrir parcialmente las cabeceras. “Si no fuera por el aporte masivo de efectivos policiales, el partido se habría disputado en un ambiente de reunión familiar”, graficó un dirigente afista.
Las razones de este despliegue no se encontrarían en una rivalidad marcada entre las hinchadas de ambos equipos que a lo largo de su existencia se habían enfrentado oficialmente cuatro veces. “Estadísticamente y considerando que Independiente Rivadavia tiene 112 años de existencia (Estudiantes tiene 15 años más), el promedio de choques entre ambos equipos es de un partido cada 28 años, una frecuencia algo espaciada como para generar broncas larvadas”, señalaron desde el Observatorio de Riñas, Altercados y Trifulcas en el Fútbol Argentino. Pese a esta relativa tranquilidad estadística, las tribunas lucieron cordones policiales de seguridad fuertemente pertrechados para evitar el choque de dos hinchadas que en el mejor de los casos se ignoraban.
Pero si esto resultó llamativo en las tribunas en el campo de juego, también pasaron cosas raras como que el árbitro Echenique ignoró un ítem de la regla 12 que viene del año 1992 y que involucra al arquero al indicar no puede tocar la pelota con la mano después de que un compañero se la hubiera cedido con el pie. El incidente ocurrió cuando transcurría el segundo tiempo y el árbitro no consideró que el pase atrás del defensor leproso Sheyco Studer a su arquero Gonzalo Marinelli fuera tal, sino un disparo contra su propio arco con la clara intención de convertir un gol con lo cual se convirtió en “fuego amigo” y por lo tanto no correspondió tiro libre indirecto. Esta definición en la jerga militar se refiere a los disparos que provienen del propio bando generalmente por accidente contra las posiciones propias, en el caso del fútbol del arco propio.
La teoría castrense del fuego amigo no convenció a la AFA, que consideró que el árbitro había desconocido una regla que tiene 33 años de vigencia y que se considera la más exitosa norma contra el flagelo de la demora del juego después del abuso del pase al propio arquero que se registró en el Mundial de Italia ’90 y que provocó un estado preocupante de somnolencia en las tribunas.
La no sanción
Mientras tanto, en Europa los rumores sobre una posible sanción sobre el árbitro polaco Tomasz Kwiatkowsky, quien como encargado del VAR tomó la polémica decisión de anular el penal de Julián Álvarez en la definición entre Atlético de Madrid y Real Madrid, quedaron en la nada. En este caso, se pensó que el castigo de la Fifa había sido separarlo del árbitro de aquel partido Szymon Marciniak, con quien forma pareja arbitral pública y consolidada desde 2022, pero finalmente se confirmó que siguen siendo el uno para el otro y dirigirán juntos en el Mundial de Clubes.
El posible alejamiento de Kwiatkowsky de las canchas, al menos por un tiempo, era anhelado secretamente por relatores y periodistas deportivos no polacos, debido al tremendo dolor de cabeza que implica pronunciar y escribir su apellido. En ese sentido, la Asociación Planetaria de Periodistas Gráficos solicitó hace ya tiempo a la Fifa eliminar la letra “w” y las “zetas” detrás de las “eses” en los apellidos y nombres de jugadores, técnicos y árbitros polacos para facilitar su transcripción y agilizar la redacción.
Sin embargo, la Fifa ratificó la confianza en los dos polacos cuyo mayor sueño según confesaron ambos es dirigir juntos una final de Copa del Mundo y que saltaron a la fama planetaria al anular el penal de “La Araña” no sólo por las consecuencias que trajo esa decisión sino porque hasta el día hoy resulta imposible saber si fue correcta, ya que todo indica que ni una pericia de Gendarmería podría resolver el misterio. “Así como nunca se sabrá por dónde entró el gol de Grillo a los ingleses, tampoco nunca se sabrá si hubo doble toque en el penal de Alvarez”, dijo con resignación un dirigente argentino. Pese a la tecnología, el fútbol siempre seguirá jugando también al misterio.