Mucho antes de que Darío Herrera diera por terminado el partido, Talleres ya lo había liquidado y Rosario Central entregado. Porque el aplastante segundo tiempo del conjunto cordobés justificó el 4 a 1 final y hasta terminó quedando corto si se tiene en cuenta que contó con varios oportunidades de estirar la cifra en las contra que definió mal y hasta con displicencia.
El equipo de Ribonetto supo sobreponerse a un inicio dubitativo, en el que la pelota fue dominio de Central y lo hizo merced a que cuenta con un poderío ofensivo que es envidiable para muchos en la Liga.
Primero fue un equipo eficaz que anotó en el inicio para encaminar el partido. Después se transformó en dominador para quedarse con el juego y lo cerró con supremacía futbolística para que nadie dude que la ventaja mostrada en el marcador es reflejo de lo ocurrido en el campo.
El arranque
La “T” aprovechó a pleno su poder de fuego. Cada una de las ocasiones que generó las facturó y se fue al descanso con una ventaja de 3 a 1 que por el trámite general del primer parcial fue un poco extensa. Central había tenido al menos cuatro chances y Guido Herrera se lo impidió.
Este equipo de Ribonetto, que está partido en la manera de jugar, volvió a mostrar en esta parte del encuentro aquello de las fechas anteriores: cuando es atacado da muchísimas ventajas en el retroceso, permitiendo que el adversario genere mucho. Pero la otra cara es en ataque, cuando rompe con diagonales, gana en velocidad y maneja la pelota con certeza.
Rubén Botta definió con maestría en la primera llegada clara a los 12, porque controló, amagó un taco y definió enganchando. El 1 a 0 era fruto de la eficacia y no del juego porque la visita había tenido dos clarísimas antes y Herrera evitó las caídas.
La pelota pasó a ser manejada por Malcorra, por Lovera y O’Connor. Se lesionó Riveros y la defensa local se reordenó con Lucas Suárez, que se fue a jugar de lateral, y el ingresado Juan Rodríguez de central junto a Catalán. Pero la izquierda fue tierra fértil para la ofensiva rosarina que llegó por esa banda un par de veces.
Y mientras el balón era dominio del equipo de Russo, Alan Rodríguez obligó a otra tapada del arquero y Dupuy lo hizo revolcarse de nuevo. Entonces llegó el empate, tras una torpeza del propio Botta, quien fue al piso sobre Martínez Dupuy y le cometió penal. Lovera la colgó del ángulo y fue 1 a 1.
El balón, que había sido propiedad de los santafesinos por el manejo de sus volantes, pasó nuevamente a ser del local. Botta, Portilla y Portillo lo movieron de un lado al otro.
Rodríguez marcó de cabeza y aunque el VAR buscó y buscó, no encontró nada raro y tras una tensa espera decretó el gol. Y cuando el festejo estaba instalado en las tribunas, una pelota larga quedó en poder de Sosa y el paraguayo dejó parado a Sández y le rompió el arco a Broun para estirar la distancia. La potencia del ataque de Talleres fue más que el manejo de la pelota de Central.
El final esperado
La distancia en goles se justificó en el complemento. Talleres manejó el partido a placer, empezaron sus volantes a tenerla y cuando el visitante intentó una mueca de arriesgar, la velocidad de Sosa lo enloqueció.
Y si algo faltaba para una noche de fiesta fue que sobre los 15 Catalán dejara en ridículo a Quintana con un caño y se fuera en una corrida digna de un extremo para definir fuerte contra el poste y cerrar el partido con un tremendo golazo.
Nada pudo hacer Central ante la superioridad del local que le ganó por todos los sectores, que lo anticipó en cada pelota dividida. Lo dejó sin aire y sin espacio a un equipo que se mostró aturdido y entregado.
Lo mejor del albiazul salió a relucir. Botta fue manija en el medio, Portillo y Portilla sus socios, Sosa enloqueció a todos y se dilapidaron una tras otra las chances de marcar otro gol más.
Y aquello del equipo partido dejó de ser porque los del fondo ajustaron las marcas y Herrera, gran figura en el primer parcial, descansó en el segundo y disfrutó de lo que sus compañeros hicieron en cancha. Talleres se colgó con este triunfo, con la manera en que lo consiguió, el cartel de candidato. Si sigue en este nivel, será un equipo de temer en todos los terrenos en los que juegue.
