La partida de Santos Turza, histórico captador de jugadores de Instituto, sacudió al mundo del fútbol cordobés. Con un legado inmenso en la formación de futbolistas, Turza impactó mucho en la historia de la Liga Cordobesa.
Por eso, desde el ente decidiendo rendirle homenaje con una carta de despedida.
El recuerdo de la LCF
Por estos días, el fútbol superprofesinal requiere especialización en cada punto del proceso de captación, desarrollo y entrenamiento del futbolista. Así, mientras un cuerpo técnico de un equipo de primera división, en las décadas de 1980 y 1990 estaba compuesta por tres personas: el director técnico, el ayudante de campo, el preparador físico, el médico y uno o dos masajistas, en la actualidad también incluye al entrenador de arqueros, analista táctico o de video, fisioterapeuta o kinesiólogo, nutricionista y psicólogo deportivo, entre otros profesionales.
Así, a la hora de buscar futbolistas con proyección, los clubes –en muchos casos– además de tener su propio departamento de captación, suelen contratar empresas de scouting, que tienen un portfolio de futuras estrellas de diversos lugares del mundo, más o menos accesibles según las posibilidades económicas del club contratante.
Esa tarea, hasta hace pocas décadas, era completamente artesanal y consistía en que un tipo con buen ojo para los jugadores, agarrara su auto particular y recorriera las canchas de una ciudad, o las rutas de provincias, asistiendo a partidos de divisiones inferiores, o intercolegiales, de todas partes.
En general, esta persona solía ser socio e hincha del club para el que trabajaba y era poco probable que de un momento a otro fuera a realizar su labor a otra institución. El fútbol de Córdoba tuvo varios próceres en ese rubro: René Gorreta, Humberto Zuim, Edmundo Parisi, José “Yacaré” Caliva y un larguísimo etcétera de personajes que descubrieron –en recónditos potreros y alejadas canchas de tierra– a los jugadores que dieron lustre y renombre al fútbol cordobés a lo largo de décadas.
Santos Turza, fallecido ayer, era el último de su especie. Los auténticos bohemios del fútbol, héroes de la clase obrera que caminaron cientos de kilómetros de canchas, que anotaron miles de números telefónicos de dirigentes, padres de jugadores, vecinos de clubes de pueblo; que registraron toneladas de nombres de pibitos que pintaban lindo; que pagaron de su bolsillo pasajes y estadías de jóvenes jugadores en los que tenían fe ciega; que se comieron centenares de sapos, pero que tienen en su historial una docena o dos de cracks, algunos de los cuales juegan o jugaron en las más importantes ligas del mundo, pero todos –sin excepción– hicieron maravillas con la pelota e hicieron del fútbol el más hermoso de los deportes.
Ellos construyeron nuestro fútbol, ellos facilitaron que nos hiciéramos fanáticos de este juego, a ellos debemos agradecer la fascinación de 22 personas corriendo detrás de una pelota, en humildes potreros con arcos marcados con ropa, en cómodos y modernos estadios, en fastuosas transmisiones televisivas internacionales o en emisiones radiales de humildes efemes pueblerinas. Ellos fueron el pilar de todo esto.
Gracias Santos Turza. Tu legado se renovará cada vez que ruede una pelota en nuestras canchas.
*Prensa de la Liga Cordobesa de Fútbol