Terminada la participación en la Copa Sudamericana y ya eliminado de la Copa de la Liga Profesional, el Talleres de corto entrará de licencia y el que entrará a “jugar” es el que viste de largo. Es el partido que empiezan a jugar, o ya vienen jugando, el presidente Andrés Fassi y el DT Alexander Medina, quienes tratarán de armar el mejor plantel posible. Este semestre será clave por lo que se jugará y por el rendimiento que deberá mostrar el primer equipo en el alcance de sus objetivos. Desde el 16 de julio y hasta casi fin de año tendrá lugar el torneo de la Liga con 25 fechas y donde se determinarán quiénes irán a la Libertadores y a la Sudamericana 2022. Además, Talleres deberá atender la disputa de la Copa Argentina: está en octavos de final, debe enfrentar a Estudiantes de Río Cuarto y ofrece a cuatro partidos la chance de ir directo a fase de grupo de la Libertadores.
Seguir siendo internacional es un objetivo institucional, razón por la que estará obligado a ser protagonista en ambos frentes. Como se ve hasta acá, ambos quieren lo mismo, pero antes de avanzar sobre altas de jerarquía para ser campeón en lo inmediato, como pide Medina, debe darse otro proceso: generar el ingreso. Hacerlo implica la salida de tres jugadores (Fragapane ya se fue a Minnesota; restan Federico Navarro y Diego Valoyes, los dos mejores) y el producido aplicará no solamente para las incorporaciones que llegarán, sino también para formar un nuevo grupo de “vendibles” (ya lo integran Juan Komar, Nahuel Tenaglia, Enzo Díaz y e quiere sumar nuevamente a Guido Herrera) y para las obras que deben concluirse en el predio Amadeo Nuccetelli, La Boutique y el gimnasio Juan Pelatto, ya que por años no podrá avanzarse en Mundo Talleres.
Una vez determinado el presupuesto se verá quiénes son esos cuatro o cinco jugadores que llegarán a Talleres. Medina quiere un Talleres campeón con jugadores de jerarquía. Lo de Diego Godín puede tomarse como una expresión de deseo del propio DT, ya que es su amigo -y quien lo llamó-, pero el contrato del emblema de Uruguay es una fortuna.
Su pretensión más atendible es la de tener a dos jugadores del mismo nivel futbolístico y físico (capaz de jugar miércoles y fin de semana) por puesto o para quienes resulten determinantes, como pasó con Navarro, Valoyes y Parede, para los que no hubo reemplazo.
Fassi también lo sabe, pero toma otros tiempos. No se va a endeudar por jugadores de 35 años como tiene Godín. Por eso sigue esperando los regresos de Javier Pastore y a Julio Buffarini, por caso, los que podrían darse el año que viene. ¿Cómo va a hacer para completar esos puestos que faltan? Como hizo siempre: Valoyes y Navarro, como antes Bustos, Cubas y Pochettino o, más atrás, con Emanuel Reynoso. Hubo que darles un año para que explotaran. Incorporaciones locales o sudamericanos con experiencia internacional, en algunas, y de 24 años hacia abajo más los propios han sido la manera de cubrir necesidades. Lo que le falta es un “9” y un creativo, un volante central más un zaguero. El primero en llegar fue Federico Torres, una apuesta de Banfield, de 22 años, como pudo ser Hincapié, quien ya llegó a la mayor de Ecuador. Habrá que ver si Medina acepta el mismo desafío que tuvo desde que llegó.
