Diego Cocca llegó a Central en un momento muy particular del equipo, después de que fuera campeón de la Copa Argentina en 2018 de la mano de Edgardo Bauza. En 2019 “el Patón” no arranca bien, lo despiden y transitoriamente toma el equipo Päulo Ferrari, en un momento de turbulencia por la situación con el promedio del descenso, algo similar a lo que está pasando en Talleres hoy.
Cocca asumió después del interinato de Ferrari, en abril, y dirigió hasta mediados de 2020,15 meses, cuando arrancaba la pandemia. Hizo un diagnóstico del equipo, solicitó varios refuerzos y la directiva del club se los trajo, varios de ellos eran manejados por su representante (Cristian Bragarnik).
Arrancó con muchas dudas, pero traía buenos antecedentes por haber salido campeón en Racing y ascendido en Defensa y Justicia. Hacía pie en un club medio complicado, pero terminó su ciclo en Central cumpliendo, haciendo un buen trabajo. Acomodó al equipo y lo ordenó a partir de la llegada de los refuerzos. Tan es así, que logró meterlo en la Copa Sudamericana, torneo que no alcanzó a dirigir porque no llegó a un acuerdo con el contrato, estábamos en plena pandemia y el club había promovido al “Kili” González que estaba en inferiores. Cocca ascendió a varios chicos, una de sus características en los clubes que va a dirigir.
Desde lo futbolístico no era un equipo que lucía, pero que era muy efectivo y, por sobre todo, ordenado. Era un equipo intenso, compacto, corto, que defendia y atacaba en bloque, y con una muy buena base física. Tenía como PF al profe Javier Bustos. No sé si llegó a meterse en la idiosincrasia de Central, a meterse en la piel del hincha, pero se adaptó muy bien. Dirigió un solo clásico contra Newell’s y lo empató.
El esquema base que utilizó fue el 4-4-2 en la mayoría de los partidos, pero cuando le tocó dirigir la final de la Supercopa Argentina que Central perdió por penales, lo jugó con línea de cinco atrás. A veces supó
o emplear un delantero por afuera y otro de área, pero le gusta también hacerlo con dos referentes de área, grandotes y potentes. Siempre buscó que su equipo llegara poco, pero que convirtiera mucho y que fuera práctico y efectivo, principalmente.
Cuando tomó a Central el equipo también estaba participando en la Copa Libertadores, pero le dio prioridad absoluta al torneo local, tal como sucederá ahora en Talleres, que sólo jugará esa competencia este semestre y no tendrá compromisos internacionales. Por eso, Central terminó quedando afuera de la Fase de Grupos.
Recuerdo que le tocó dirigir uno de los últimos partidos del chaqueño Germán Herrera, un ídolo de Central, y en la semana previa decidió tomar la decisión de mandarlo al banco. Después “pasaron cosas” y Herrera terminó jugando ese encuentro, pero lo importante de destacar es que no le tiembla el pulso cuando se trata de sacar de la cancha a referentes o jugadores con peso de un plantel, una circunstancia que probablemente tenga que enfrentar en Talleres, un club grande, importante, que arma buenos planteles y con jugadores de jerarquía.