La gente llegó apurada, sobre la hora. Grandes, chicos, la mayoría vino directo del laburo, del cole. De dónde sea. Apuró sus compromisos el hincha para renovar ese vínculo inquebrantable con la camiseta celeste. Para estar “presente como toda la vida che Belgrano querido”, como cantan. Y al pitazo inicial, el Gigante estuvo colmado “como toda la vida” pese el horario.
Igual, no fueron pocos los que “previaron” en las inmediaciones del Gigante, como un sábado o un domingo cualquiera, hasta con algunas carnes a las brasas con parrillas improvisadas en las veredas.
Los seguidores de la “B” haciendo el aguante a su Belgrano, como siempre. Nunca le va faltar acompañamiento, aguante desde las tribunas a los jugadores del Celeste. Sin importar “ni la hora ni el día”, el apoyo está, siempre más allá que se jugó un jueves.
Con la ilusión que genera el inicio de un campeonato. El elenco de Alberdi arrancó en el estadio Julio César Villagra la Copa de la Liga Profesional contra el Pincha platense a puro aliento.
Hubo luces celestes desde los celulares en las tribunas en el recibimiento al equipo de Guillermo Farré. Y también cuando salió a la cancha Belgrano una “invasión” de avioncitos de papel se adueñó de las miradas. Un recibimiento particular y nunca visto. Acompañados por los fuegos de artificios a un costado de la tribuna de los piratas, que se repitieron en el minuto 68.
Ya no está el goleador que llevó a Belgrano con sus goles a Primera. No está el “9″ Pablo Vegetti, que llevó sus gritos a Brasil, como el “10″ Bruno Zapelli. Entonces, los seguidores celestes llegaron al Gigante a ver a los “nuevos”. Matías Marín ya se había puesto la camiseta de Belgrano en la Copa Argentina, en Junín. Igual, para el chileno, como para Lautaro Pastrán, Lucas Passerini y Nicolás Schiappacasse (arrancó en el banco) fue la primera vez en Alberdi. Y la primera vez, siempre, o casi, es lo que cuenta con el “viejo y glorioso Belgrano…”. Y también para Pablo Chavarría, que entró en los minutos finales, en su regreso a Alberdi 13 años después.
Y que lo diga Passerini. El delantero, que carga una camiseta pesada, el “9″ de un Vegetti que se metió para siempre en el corazón de Belgrano, fue luchador para buscar todas las pelotas, cerca o no tanto del arco. Y no dudó en agarrar la pelota en el penal. Lo pateó al palo izquierdo de Andújar para el delirio celeste. Y en el complemento, después del empate de Estudiantes, volvió a facturar tras un gran pase de Marín. Se llevaron los primeros grandes aplausos el “9″ y el “10″.
Lluvia de peluches
En el entretiempo, mientras Farré charlaba con sus muchachos, desde las cuatro tribunas del Gigante cayó una lluvia de peluches. Miles de hinchas de prendieron con la idea y llevaron sus muñecos, usados o nuevos, para el domingo ser regalados en el Día de las Infancias. Miles de niños, en este momento tan difícil, tendrán un juguete para celebrar su día. Fue un acto más de Belgrano y su gente para su gente.
Una noche redonda para volver a ilusionarse.
