Marcelo Weigandt la empujó en el minuto 95 y explotó todo en Miami. El Inter le ganó 2-1 a Atlas en el último suspiro por la Leagues Cup, y Leo Messi fue clave: metió dos asistencias y terminó festejando con sus amigos Luis Suárez y Rodrigo De Paul. Pero ahí nomás, giró la cabeza, apuntó... y se lo gritó en la cara al uruguayo Matías Cóccaro, el delantero que pasó por Huracán y solía jugar con bigotes.
“¡Andá a buscarla!”, le dijo el 10 al uruguayo, todavía caliente por un cruce anterior. ¿Bronca de partido? Puede ser.
Después del pitazo, ya con el pulso en modo avión, la escena cambió. Leo y Cóccaro se fundieron en un abrazo en el medio del Chase Stadium. Y como si fuera poco, el delantero ex Huracán se fue con un souvenir que no se olvida: la camiseta número 10 del mejor del mundo.
“Me lo gritó con todo, pero después vino y me pidió disculpas. Sin necesidad. Ese gesto lo hace más grande”, contó Cóccaro. “Soy competitivo, él también. Y me dijo: ‘Te mando la casaca’. Tremendo”.
En diálogo con los medios, el atacante reconoció la magnitud del momento: “Con él me callo la boca... Con nadie más. Y con Suárez, que es mi ídolo”.
La escena deja más que una anécdota. Es una postal de un Messi con fuego competitivo, pero también con códigos. Y que incluso en el grito más rabioso, tiene grandeza para bajarse del pedestal y extender la mano.
En la noche de Miami, Messi metió dos asistencias, un grito desaforado y un gesto de los que no se olvidan.
Cóccaro y Messi están dentro de las principales tendencias de búsqueda de Google Trends.