La leyenda de que Diego Maradona estuvo cerca de vestir la camiseta de Talleres sigue viva en la memoria de quienes fueron parte de aquel intento. Durante la década de 1970, el expresidente Amadeo Nuccetelli impulsó negociaciones que, aunque no prosperaron, dejaron huella.
Talleres, reconocido como “el gigante del Interior que se codeaba con los equipos grandes”, realizó varios intentos por incorporar al joven astro, entonces jugador de Argentinos Juniors.
La primera ofensiva: 1,3 millones en 1976
El interés de Nuccetelli nació tras el debut de Maradona en 1976, justamente ante Talleres (victoria albiazul por 1-0). Dos meses después, el martes 11 de diciembre, se concretó una reunión en el desaparecido Hotel Crillón con dirigentes de Argentinos y el propio Maradona.
Nuccetelli ofreció 1,3 millones de dólares (equivalentes a 338 millones de pesos de la época) por el pase. Existe una fotografía que registra ese encuentro: Diego de pie junto a Nuccetelli, sentado. Sin embargo, la propuesta fue rechazada sin contraoferta.
Mayo de 1980: el “sí” de Diego
Según el suplemento deportivo Enganche, el momento más cercano al fichaje se dio en mayo de 1980. Hugo Huergo, exdirigente cordobés, negoció directamente con Maradona en la concentración de la selección argentina.
En ese encuentro, Diego dio su aprobación verbal para jugar en Talleres, siempre que el presidente de Argentinos Juniors, Próspero Cónsoli, también estuviera de acuerdo.
El plan maestro de Nuccetelli, con impulso de Menotti
El segundo intento en 1980 contó con el visto bueno del jugador, un esquema de financiación ambicioso y el respaldo de César Luis Menotti, entonces entrenador de la selección argentina. Menotti buscaba evitar que sus dirigidos emigraran al exterior, para poder entrenarlos cuando lo necesitara.
La propuesta incluía la emisión de bonos entre mil allegados e hinchas de Talleres, un mecanismo ya utilizado para fichar a Daniel Valencia y Antonio Alderete. Además, el Banco Rural estaba dispuesto a otorgar un descubierto para concretar la operación.
A pesar de las conversaciones entre Nuccetelli y Cónsoli, el pase volvió a frustrarse.
El lamento eterno
Años más tarde, Nuccetelli expresó su pesar por no haber logrado el fichaje. “A todos los jugadores que quise traer, los traje; menos a Maradona”, dijo. Imaginaba un equipo con Diego y Valencia juntos, capaz de llenar el Chateau partido tras partido.

En 1976, un estadio lleno representaba una recaudación de 13,5 millones de pesos.
Nuccetelli calculaba que, con 25 partidos a cancha repleta, Talleres habría recuperado la inversión. Pero lo único que quedó fue aquella foto en el Crillón, testimonio de un sueño cordobés que nunca se concretó.




















