Río Cuarto todavía vive de fiesta, pero en el Candini ya empezó la parte seria. El ascenso a Primera sigue retumbando en cada esquina del Imperio, ese grito celeste que rompió más de 40 años de espera. Sin embargo, para Estudiantes llegó el momento de cambiar el chip: ya no se juega la gloria del ascenso, ahora se juega el desafío de sostenerse en la elite.
Y en ese nuevo partido, el estadio juega tanto como el equipo.
Más allá de los rumores, las tentaciones y las opciones de mudar algunos partidos al Mario Alberto Kempes, en Estudiantes lo repiten sin rodeos: el localismo será difícil de negociar.
El club quiere jugar prácticamente toda la temporada en el Candini. El barrio, la gente, la mística: todo eso el “León” no lo piensa resignar. El Kempes quedará quizá como alternativa para uno o dos partidos puntuales —Boca o River, y quizás algún cruce con Belgrano o Talleres— pero la idea madre no se negocia.
Para que ese deseo se vuelva realidad, hay una instancia decisiva en el horizonte inmediato. En los próximos días llegarán a Río Cuarto los representantes de AFA que inspeccionarán el Candini para determinar si el estadio cumple con los requisitos de Primera. Lo que digan ellos marcará el mapa.
“El martes es el sorteo y después de la inspección sabremos si tenemos que modificar algo o si estamos en condiciones”, explicó el presidente Alicio Dagatti. En principio, no habría exigencias imposibles: no habrá ampliación ni obras monumentales, pero pueden aparecer pedidos específicos. Más cabinas para televisión, un lavado de cara en los vestuarios, ajustes en sala de prensa y mejoras operativas que le den al Candini un formato más acorde a la categoría. Hay que instalar también la cabina de VAR y acondicionar todo en ese sentido.
Además, el club analiza habilitar un sector para visitantes o “neutrales”, especialmente pensando en rivales que podrían llevar buena cantidad de gente: San Lorenzo, Independiente, Racing, Instituto, Newell’s y Central, entre otros. No es un detalle menor: también impactaría en la recaudación y en la logística de los partidos.
Mientras tanto, la dirigencia avanza en el armado del plantel y en la renovación de Iván Delfino, pieza clave en este ascenso histórico. El salto económico será grande y la necesidad de generar más recursos también: televisión, sponsors y una campaña de socios que el club sueña con llevar a los 8.000 abonados.
El León rugió fuerte para subir. Ahora quiere rugir en Primera desde su casa. El Candini ya se prepara para recibir a los gigantes del fútbol argentino, esperando apenas un visto bueno más: el de la inspección que definirá qué detalles ajustar para que el Imperio siga siendo celeste de local, pase lo que pase.
