La llegada de Ángel Di María a Rosario Central no solo revolucionó el fútbol argentino, sino que también colocó al equipo en un buen presente: invicto en seis fechas, con 10 puntos y en el sexto lugar de la tabla. Sin embargo, en paralelo, surgieron comentarios en redes sociales sobre una supuesta ayuda de la AFA al “Canalla”.
El campeón del mundo en Qatar 2022 fue tajante al respecto:“Lo tomo como algo normal, porque a mí siempre me meten en todos los quilombos. Yo creo que los dos penales que tuvimos fueron claros. Y si tuviéramos ayuda, estaríamos primeros y no en la posición en la que estamos. No le doy importancia a eso, cada uno puede opinar lo que quiera”, expresó.
Con humor, también descartó cualquier tipo de vínculo con Claudio “Chiqui” Tapia:“Los domingos como asado en mi casa, pero yo no tengo nada que ver, no es que lo llamo a Tapia para que ponga los partidos de Central los sábados. Tampoco me gusta jugar a las cuatro y media de la tarde y juego igual, a esa hora me gusta dormir la siesta”, ironizó.
Su adaptación al fútbol argentino
A los 37 años, Di María reconoció la dureza del torneo local:“El fútbol argentino está difícil, muy complicado. La mayoría de los partidos terminan ajustados. Mucho se habla de que a (Alejo) Véliz o a (Enzo) Copetti les está costando convertir, pero eso le pasa a todos los delanteros. Todos los equipos nos juegan con cinco atrás y eso quiere decir que nos respetan mucho”, analizó.
En lo personal, el ex PSG y Real Madrid se mostró conforme con su rendimiento:“No creo que me esté costando, siento que me adapté muy bien. A veces las cosas no salen, pero es por otros factores. Esto no es tenis, es fútbol y tiene que ver con lo colectivo que tenemos que seguir trabajando”, agregó.
El clásico y la emoción de su familia
El recuerdo más fresco de Di María en Central está en el clásico rosarino, definido por un gol suyo en los minutos finales:“Desde el primer minuto salimos a ganar el partido. Cuando se te cierran con cinco defensores atrás, se complica entrar. Pero creo que fue un premio a ese intento constante por querer ganar”, sostuvo.
La emoción también atravesó a su círculo más íntimo:“Cuando volví a mi casa me puse a ver el partido de nuevo y vi que en el segundo tiempo Newell’s solo tuvo la situación de Cocoliso, nada más. Mi mamá lloró mucho el sábado y creo que todavía sigue llorando de emoción. Ella es la que más quería esto y sabía que este partido podía ser una bisagra para desbloquear mi nuevo arranque acá en Central”, concluyó.