La selección de Austria reaccionó con confianza, organización y entusiasmo tras quedar ubicada en el Grupo J de la Copa del Mundo 2026 junto al vigente campeón, Argentina, además de Argelia y Jordania.
El sorteo capturó la atención de los medios austríacos y renovó la euforia futbolística que acompaña cada gran torneo. El periódico de mayor tirada e influencia en el país, Kronen Zeitung —leído por uno de cada dos austríacos—, dedicó 12 páginas al evento y tituló su cobertura principal: “Austria contra Messi”.
Estrategia y alivio en la federación
A pesar de tener que enfrentar a la Albiceleste, el cuerpo técnico y la dirigencia austríaca se mostraron conformes con el panorama. El entrenador Ralf Rangnick consideró que el sorteo “podría haber sido mucho peor”.
Rangnick destacó que el Grupo J es interesante y valoró la ausencia de rivales europeos y de equipos contra los que hayan jugado recientemente. También subrayó que el debut será el 16 de junio, lo que les dará tiempo suficiente para aclimatarse y ajustar detalles.
Desde la federación (ÖFB), el mensaje fue igualmente optimista. El presidente del Consejo de Supervisión, Josef Pröll, opinó que, a pesar de la presencia del campeón mundial, se trata de un grupo accesible. Celebró tener un panorama claro con anticipación, lo que permitirá preparar el Mundial con tranquilidad. El director deportivo Peter Schöttel coincidió en la satisfacción por rivales poco frecuentes y confirmó que la prioridad logística actual es definir el mejor Team Base Camp.
Córdoba: la “meca” del fútbol austríaco
Más allá del entusiasmo por el choque en el Mundial 2026, la conexión de los aficionados austríacos con Argentina es profunda y singular, centrada en la ciudad de Córdoba.
Este lazo histórico se remonta al 21 de junio de 1978, cuando Austria venció 3-2 a Alemania en el Estadio Mario Alberto Kempes (entonces Chateau Carreras) durante la segunda fase del Mundial de Argentina. Ese triunfo, conocido como “El milagro de Córdoba”, fue un hito: Austria nunca antes había derrotado oficialmente a Alemania, ni lo ha hecho desde entonces.
La gesta del 78, con el gol decisivo de Hans Krankl en el minuto 87, tiene un significado que trasciende lo deportivo y es considerada un acto de reivindicación nacional. El cónsul de Austria, Federico Scherzer, remarcó que “Córdoba es un hito para el fútbol austríaco”. Para muchos, ese partido es “el undécimo mandamiento de la Biblia del fútbol austríaco”. La narración del gol por Edi Finger Jr., con su célebre “¡I werd’ narrisch!” (“¡Me vuelvo loco!”), es legendaria en el país.
Reconocimiento y hermandad
La trascendencia de ese triunfo se materializa en Viena, donde existe desde 2009 la Cordobaplatz (Plaza Córdoba), construida en honor a aquella gesta. Además, las ciudades de Viena y Córdoba pueden considerarse hermanadas por el fútbol.
La importancia de Córdoba para los austríacos se refleja en el Museo Provincial del Deporte, que recibe la mayor cantidad de visitantes de esa nacionalidad. Muchos llegan con emoción, disfrutan, lloran y piden pisar el césped de lo que para ellos es “la plaza de los héroes”. Para los fanáticos austríacos, Córdoba es una suerte de meca.
Recientemente, esta conexión se fortaleció con la entrega al cónsul de Austria de recuerdos originales de 1978, entre ellos cuatro butacas del estadio, la entrada del partido y el cartel de la cabina de transmisión del relator austríaco.
Estos objetos se exhiben en la Plaza Córdoba de Viena, donde se reconstruirá la estructura para que los hinchas puedan sentarse en una butaca original del estadio. El objetivo es que este recuerdo perdure en el tiempo y refuerce la unión entre Austria y Argentina.
